jueves, 8 de octubre de 2009


°-CAOS URBANO-°


Sucede en las esquinas, como en las calles, en las veredas, en los callejones, en las escalinatas rigurosamente asimétricas de las periferias suburbanas de todo el continente.
Situaciones y lugares que conforman el estar, un hacer que envuelve lo social, donde se exponen formas expresivas en la comunicación alrededor del habitado que da vida, al alma del sitio al sentido del “YO” social, de la posición espacial de donde se vierten las instancias que dan paso al cotidiano a la esencia del lugar a la creatividad de sus pobladores, a esa forma por labrar una propia identidad dentro del colectivo.
Donde se forma el día a día del que transita, en que se desplaza hacia obligaciones impuestas, del que se alza en autonomía, de emancipador, forjando una propia realidad desde el espacio asignado, llega el otro pueblo el que esta, aquel que no es transitivo, aquel que se autoconvoca sin gobierno, exento de rendir tributo al poder establecido.
Los sientes decir; dame un dinero a uno y otro pasante, para comprar la botella; ron, anís, y aguardiente; los mejores amigos del pueblo, los licores y las esencias que los ponen, en una, lo que quieren ir para seguir viendo, viendo para seguir yendo, yendo para seguir existiendo, dinero expropiado al uso cotidiano.
El Efraín, cuando se despierta en medio de la traba del ayer, busca inmediatamente, la traba con sincronía y sintonía en el hoy, se voltea a un entre los ensueños que nublan su visión, hacia la trompeta, sobresaltado que no sea un sueño que esta allí, su vida no existe sin ella, es idolatría pura, sin limite, que hace de aquel objeto.
En la calle llamada por el malandreo; “Conga social club” se desplaza el gentío, las colas que se forman para tomar el trasporte periférico son cortas a estas horas, el pueblo del turno diurno esta desalojando.
De la escalinatas Baja El Edgar con su bajo, El Edgarito trayendo su Bongó.

Mientras alguien patea las latas de cervezas, tira mas allá las botellas de licor vacías del día de ayer, desalojando el lugar de cosas inservibles, la basura acumulada en un rincón esperando al recolector que brilla por su ausencia, con sus filas de gusanos y los roedores que disputan a los gatos algún objeto de roer, ellos se van acomodando sobre la acera, que hace de tarima a ilusiones imprevistas, dentro de ellos se forjan escenarios esplendidos, luminarios, multitudes en estado estupefaciente, efervescentes arrebatadas por la música.
-¡Mira Comodín agarra tus pastillas y ve a Jibariar (vender droga) para la otra esquina!
-¡Aquí no queremos enchavez! (cosas malas).
-¡Así es, el Jibareo para el otro lado de la Bodega!
-Caballeros aquí en esta esquina, es pura música y vacilón.
Mientras la palma rebota sobre el cuero, logrando un ruido seco, la trompeta expulsa notas llenas de melodía, un son meliodoso que nació en épocas lejanas, debajo de palmeras mecidas por el viento, arrullando el nacimiento del Son montuno, que posee aun mucha letra y sabor rural, hoy el Son disputa el caos urbano de la marginalidad periférica de las urbe latinoamericana y algunas del norte.

Canta:

Yo soy el cantante y lo mío es cantar, traigo lo mejor del repertorio que a ustedes vengo a brindar.
Me paran siempre en la calle, hay gente que siempre me dicen; ¡Hey Héctor! Estas hecho siempre en fiestas y con hembras.
Pero nadie me pregunta sí sufro o sí lloro.
Yo soy el cantante, cuando río y cuando lloro, soy un humano cualquiera.
La “Conga Social Club” ya repercute con su orquesta la salsa brava de malandreo encendido, se apodera del espacio, los instrumentos armonizan entre ellos, Julito en la charasca, Benitin de cantante, Efraín en la trompeta, el Edgarito en la conga, los demás sienten y mueven el esqueleto.

Las canciones llenan ese momento vital, en que las personas se van dentro de si repitiendo la letra, revocando algún hecho de su vivir, identificando su existencia con el acontecer del diario vivir de quien en una letra compone una canción con un expreso sentimiento de hechos acaecido a cada quien y este cada quien la convierte en suya dentro del espacio propio de sus individualidades e intimidades, la botella pasa intermitente, después la hierba que perfuma el lugar, tremendo arrebato, el cantante tose, el percusionista se da en el pecho.
Lucy la Coqueta, baja con su bolsa trae lo suyo Chire y pastilla, junto con la Betty, que trae malanga para la subsistencia inmediata de autofinanciamiento estrictamente proletaria, rodeadas de chiquillos que espontáneamente gritan saltan y bailan.
Los motorizados, se frenan de repente contratan y arrancan con la dosis, no sin darse un guamazo de Ron, ofrecido a la selecta clientela.
Arranca en primerazo, el motor suena forzado, largo y tendido, hasta que cambia, el tubo de escape lo proyecta al ambiente y se confunde con la música.
La música se para, hay un cuchicheo entre los músicos de la espontaneidad colectiva. Después el Efraín, le dice a la Lucy que el jibareo lo sacudan de allí.
-¡Quee è! ¿Es lo que te pasa chamo?
-¿Que pasa, de que jeva? Zapateen PA’ allá con su negocio, que si llega la jara (policía) nos arrastra a todos.
-¿Que nos va arrastra, no ves los gariteros allá arriba?
El Efraín se voltea y ve al Chicho y a Ojo de Águila con las escopetas montadas.
-Aja, bien bueno de paso nos tienes montado en la olla.
-¿Que montado Efraín? Stas drogado, con ustedes no hay nada en contra, vacilen la música y que a conciencia bastante malanga le hemos fiado.
-Mira jeva con garitero y sin; se tienen que ir PA’ la otra esquina, no queremos enchavez.
-No hay enchavez estamos en la jugada, pendiente de todo, la caleta si la tenemos allá, aquí estamos pa’ sentir la música de ¡Corazón panita!
-Sta bien, déjala que esas jevas son bien, no nos vas a poner como el gobierno a dar ordenes.
-¡Claro! Vamos a seguir en la melodía, antes que se nos corten ¡la nota! ¡Brodel!

Los instrumentos vuelven a lo suyo, el son es requintado, te obliga a darle a la cadera.

La descarga musical inicia de nuevo con las canciones como; Piraña: La mujer que todo lo daña; “Por una tierra duramente abatida, por la luz del sol, cruce, solo para volverte a ver, mujer que todo lo dañas.”
”El Periódico de ayer; ¿y para que leer un periódico de ayer? fuiste noticia en la madrugada, en la tarde noticia olvidada, periódico que nadie trata ya de leer, te tuve, te mantuve, te abandone.”
”Bartolomé! no esta llorando los martirios de su vida, nunca ha sido mujer buena de amable corazón, mujer falacia impostora de cariño, en tus ansia un corazón de piedra, con la falsedad que encierra la codicia.
Traidora, hechicera, me engañaste y hasta me robaste la cartera aléjate ¡Bandolera!”

La Betty, tiene cara de seriedad, empieza un cuchicheo con la Lucy, no se entiende lo que dicen, porque su voz es amortiguada por la intensidad del Son.
Hasta que las mujeres se van de amotinamiento, se les paran enfrente a la banda musical y les gritan.
-¡Paréenla¡ Paren ya esa descarga contra las jevas (Chicas) parranda de cc…é Mae… ¿Que ustedes son santos?
-Que te pasa ¡Betty! ¿Cual é el rebote? ¿Stas contra la música?
-¿Contra la música? ¡No! ¡Contra ese descargue con las hembras, que parecen una banda de despechado pues! ¡Ni un botiquín de carretera se dispara una descarga así!
-¡Así son la canciones chica, rolo de iletrada!
-¡Quee! ¡Sta bien poeta! Tú crees que no tengo música en mi casa, piazo de vagabundo, nos están poniendo por el suelo de traidora y todo.
-Bueno es que, eso ¡é! Te da la pálida, porque a conciencia eres una traidora.
-Mire usted caballero, me recuerdo bien clarito, que yo no le importaba, y que me sacudiera con quién ¡Quisiera! Así que no te retractes, con ratón moral.
-¿No, no retracto? De hecho; “A mi no me importas tú, ni diezmiles como tú, como veras yo sigo siempre en el bonche (fiesta) y la del ritmo no eras tú.”
-¡Que vaa! se ve que esa espina, cada vez que te acomodas molesta, y molesta ¡Porque puya! Puya ¡Porque duele! y duele ¡porque allí en ese corazón todavía manda mi persona!

-No J-O-D-A-S, eres solo periódico de ayer que nadie mas procura ya leer, y ¡la que esta revirando eres tú!
-¡Claro! con esa descarga ¿Quién no? ¡Además a la prole quién los mantiene? mientras tú lo que haces es soplar ¡Esa vaina! Dale a conciencia una melodía bien PA’ que aquí jiparos y concurrentes podamos vacilar una, de bien chamo, ¿Tú ves?
-Claro que sí, mi amiga tiene razón una de romántica, y para que dejen el despecho! Que lo que parecen es una banda de gay, en una, contra las jevas.
-¡Sta bien pues! delante el amotinamiento femenino hay un cambio de Son Caballeros.
-Esta dice asi;
-“Déjame esconder nena bajo de tu saya para huir del mundo, pretendo también suavizar el enredado de tus cabellos y dale una transfusión de sangre a este corazón que es tan vagabundo, y ven a curar a tú nene que llego borracho de la bohemia.”
La Betty se mueve aprobando el cambio de Son, a canciones que no sean de descargas, y empieza a suspirar cuantas caricias con las mismas melodías compartió con él, después agarra un tubo de chire (Bazuco) lo espalma sobre el tabaco lo enciende, se lo pone en sus labios con la candela pa’ dentro
-¡Vaya Benitin! ¡Dale!
El hombre le da un jalón, un profundo jalón, el tabaco se pone rojo tizón, el humo violeta deja escapar un olor a amoniaco, sus ojos se fijan en los de ella, y parte en una mirada que va dentro, mas allá del alma y revive removiendo duras cicatrices de ambos bandos de largo alcance, curando lo que parecía inevitable, removiendo la costra aun viva, sintiéndolo cerca se prende ese calorcito divino, dentro de ella.

Extiende el brazo la palma de su mano lentamente llega al cachete, como toda bandolera, sabe donde están los botones de comando del varón que aunque es indomable cede al cariño ofrecido, después baja de la tarima (acera) moviéndose con todo lo que tiene de adorno alrededor del esqueleto, los pasantes la miran y se imaginan a una gandola (camión con remolque) cargada de mil sabores.

Su cabello, greñudo negro azabache, brillante como manteca, deja caer escarchas brillantes de intensos deseos de normal subversión periférica sensorial, desearla hasta perder el control.
-¡¡¡Chirre—bazucó!!! El que se fuma uno se fuma tres.
-¡¡Arrebátate!! ¡¡¡Mi raza!!!
Un motorizado, llega como alma perseguido por el demonio.
-¡Epa panita! ¡Esa Lucy! Son tres pepas, dámelas de velocidad que voy soplado, la jara esta subiendo por la principal.
Ella mete la mano en la bolsa y entrega las pastillas. Mantra, 747 la irrompible, la cosa es de conmoción general.

-¡¡¡LA JARA CABALLEROS!!!

La agitación es efervescente, la música se para, los gaiteros matraquean las escopetas, Los músicos montan los hierros (pistolas).
La Lucy se para en medio de la calle.
-¿Que van a correr? ¿No son malandros, pues?
-Aquí no corre nadie, las calle son del pueblo y no de la policía.
-¡No queremos gobierno en nuestro suburbio!

Así una seriedad se refleja en el habitado, cuando las unidades para la represión del bravo pueblo llegan, el reflejo de las miradas, la música que no suena, las manos debajo de la camisa, hace chillar las ruedas, las luces intermitentes azul, rojas, blancas arrancan de una, porque en las miradas se ve donde esta el destino.
Porque allí percibieron la tierra de nadie.
El comandante con su aire de vende patria, no entiende, no esta en la jugada, es el sargento que da la orden y los policías obedecen sin chistar.
Ellos entienden, porque una vez también fueron pueblo, hasta que se convirtieron en servos del poder establecido.

El pueblo les grita; De sucios para arriba.
-¡Lo ven!
¡¡¡Cuando el pueblo es serio el gobierno no tiene efecto!!!

Las pistolas son desmontada una a una, las escopetas sueltan el cartucho, parecieran decir; nunca te abandones a la tutela del estado.

La música arranca de nuevo, con melodía de un bravo pueblo.
Pueblo bravo y soberano; sin indios, porque en este barrio somos todos ¡Cacique!

El orgullo de ser.

Después por las escalinatas bajan las gatas, Lidia La Bonita, Carmencita La Arrebatada, Julia La Melodiosa, Gabby la china, junto al barrio, en la calle, por esas escalinatas asimétricas de geometría variable, empiezan a bailar.
La Betty se acerca de nuevo como el jaguar que asecha a su presa.
-¡Que Benitin! ¿Otro jalón de Chire?
-No Jodas nenita; pasa un perico.
-¡Hay mijo! No se te puede dar cuerda, ese vicio es para ¡burgueses!
-Pasa una vaina bien, PA’ los panas de seriedad.
Saca del liguero, el pitillo de plástico, lo abre y le da un pase, él lo jala repetidamente mientras el polvo blanco de alcaloide viaja rápidamente por el torrente sanguíneo, hacia el sistema nervioso central para que el alcaloide impacte todo el frontal.
Ella le pide bailar.
-Vaya Benetin a conciencia cántame una de bolero.
-Un trancacito como en antaño.
-Sí llévala suave y tráetela pegadita, que es un bolero.
En la calle sin luz, cuando pasa algún vehículo y la luz proyectada, deja al descubierto cuerpos que se mueven en un solo Son, escaleras llenas de botes, donde niños y jóvenes sentados o acostados duermen, esperando los días para actuar de ellos mismos. La bodeguita del Portu, iluminada con vela esparcidas aquí y allá, unas sobre latas de atún o encajonada en una botella de guarapitá.
La melodía que habla de sueños de poder y ambición que se juegan la vida por dinero.

De Juanito alimaña; que tiene un primo en la policía.
De una chica plástica; que sueña casarse con un doctor porque la puede mantener mejor.

Una pareja plástica; él pensando solo en dinero, ella de la moda en Paris; donde no se ve el amanecer donde nadie ríe, gente que vendió por comodidad su manera de ser.
“Gente de poliéster, recuerda (Dice el poeta de la salsa) se ven las caras, pero nunca el corazón gente que acepta modelos importados de tiranías lejanas, que vende su manera de ser, a un poder establecido.”

Así trascurre la noche para quien se atreve a fantasear.
Cuando llega el amanecer muchas situaciones se han replegado a su verdadera dimensión, en la esquina queda solo, El Efraín en un solo de trompeta.
La Lucy se despide, ya vendió el material, se rebusco, paga a los gariteros recoge a sus hijos, medios dormidos en los escalones y los de Betty, que se desapareció con el Benitin en una de paz y amor.
-Chaito Efraín; que te vaya bonito, date un descanso.
-Que va, yo un día me convierto en viento y me voy esparciendo una nota por todo el espacio sideral.
Entonces entona algo suyo, que lo compuso del profundo de su existencia, y suena como a su himno nacional de su propia nación.
A lo lejos un borracho canta una ultima estrofa.

“El ultimo verano estuve en España, allí deje sembrado casi mi vida, tuve la oportunidad de ir a Sevilla, donde comencé una historia de amor, ella era bailarina de una posada, y bailando sobre ese tablao, salió mi vida pude conocerla en la madrugada, donde dejo clavada una cruz de amor que aun llevo encajada.”
Canta estrofas luminosas de canciones mágicas, que forman vidas resplandecientes en universos lejanos.
Luego se acerca el amanecer, la luz de día que rompe los hechizos fabricados bajo los rayos de luna, bajo los intensos rayos de luna plateada.
El día se sabe que inicia, porque se ve salir al otro pueblo, el que trabaja, el que ordenadamente con su arepa baja el brazo, se para en la parada del trasporte periférico, mientras la fila crece, y el jeep los carga como saco de papa, para bajarlos a la city a hacerla funcionar.

Baja la recepcionista erguida en sus tremendos tacones, bien vestida de buena presencia, envuelta en perfume, perfumada a mil sugestiones, de aroma que desvanecen, saluda con su sonrisa de fresca mañana.
Llega el obrero con su camisa remangada, que muestran sus brazos fuertes, como los de una cabilla de hierro macizo.
Se acerca el estudiante con sus formulas de química, rondándole en la mente en medio de la inutilidad practica de su vida cotidiana.
Camina el policía, mirándose por los alrededores de cuantos enemigos tiene hoy.
Baja la enfermera con se vestido blanco novia.
Mientras el malandreo, aun discute en las escalinatas de sucesos, y de alucinaciones en medio de poderosa traba.

Es tarde y es temprano.

Es tarde para el trompetista, que con sus últimas notas se marcha despacio.
Es temprano para Julián el Albañil, que trae sus herramientas para construir alguna pared.
Él cabizbajo con su trompeta mágica de sueños extraviados en las imágenes recreadas de aquella bailarina que pisotea sobre el tablao, trajeada con un vestido rojo y pepas blancas; ¿Donde existirá una hembra así? (Se pregunta a si mismo).
Julián vista al frente y en alto PA’ delante por si hay problemas.
-¿Epa El Julián vas PA’ la chamba?
-Claro Efraín la lucha por la arepa del cada día.
-¿No joda, tanto lió por una piazo de arepa hermanazo?
-Es la arepa y son otras cosas, es la escuela de la calle y sus enseñamientos, son las hojas del libro de la vida que pasa página y te ves en la obligación de actuar.
-Mira Julián a usted lo que le falta es valor para no seguirse calándose ese somete.
-Mira nené no soy sometido, me alzo todo los días sin gobierno, a mi no me manda nadie, me levanto solo para ser útil, como verdaderamente importante es, ¿Ahora lo de valor muchacho?
Lo mío esta probado entre las peores cárcel del mundo: A carajazo (puño) o a chuzo (cuchillo) nadie me ha visto, ni correr o vivir de refugiado. Tengo en mi prontuario, una modelo de Caracas, 8 Flores de Catia, una Planta, un Junquito, una cárcel de Yare y un bojote de prefecturas, así que de amotinado contra lo establecido tengo un historial de lucha, ¡Amistad!
Se mira para sus adentros, ante la exposición del viejo.

-Así es Julián eres de los nuestros.
-Claro, en esa esquina cante y baile, cuando tú dormías en las escalinatas, hoy es diferente, no demuestro, porque soy.
-¡Na guara! maestro de vida, ¡Mi amistad se le reconoce y se le respecta!

Los hombres se estrechan la mano con solidaridad de pueblo llano, vulgo como dicen por allí.
El hombre maduro con sus años de lucha llevando del bulto duro.
El hombre joven con sus sueños de fantasías infantiles, querer ser para seguir entendiendo.
Se va con sus sueños deshilachados, que los remienda con ilusiones.
Su trompeta bajo el brazo alucinando con estadios llenos de gente que van a oír al cantante.





Homenaje a Héctor Lavoe; el malandro de la salsa.

Que desde Los barrios Neoyorquinos, a las calles de San Juan de Puerto Rico, a las escalinatas de Caracas, a las veredas de Cuba, a los senderos andinos, se oyen sus melodías de orgullo hispano.

De la misma gente.

Un mensaje claro contra todas las tiranías, los vende patrias que quieren imponer condiciones de autoritarismo, y dominio político sobre los pueblos.

…Sustraído del diario de la Betty; una jeva, de esas que andan por allí haciendo de padre y madre mientras cruzan las épocas…

Desde el compromiso social

Literatura social venezolana

...No te dejes engañar Venezuela…

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