jueves, 8 de octubre de 2009

DECISIONES

DECISIONES


Luego, cuándo el instante primo formó lo que se ve, anduve en paraje adversos.
Luego, mucho tiempo después, cuándo los opuestos se formaron en su contradictorio, el hombre obtuvo la imagen.
Luego, aun si el hombre estaba predispuesto para reinar, tuve que emprender la lucha, desde allí Segni el Estigma del Caín.
De los tiempos que se revelan así mismos.
De los espacios que se forman dentro del vacio.
Así la búsqueda me llevó más allá del límite, mas allá de las fronteras de exterminio, luchando contras las formas impropias.
De allí por el cruento de la lucha, mi piel se cubrió de cicatrices, mi vista perdió el destello de luz propia, mi ser se desvaneció en las tinieblas, errante en tierras de exilio ajeno a mi propia conciencia.
Los tiempos se aglomeraron en el horizonte, el espacio adujo la nada, en el derredor de los grados hubo suspenso, desde allí el creado sufrió la desidia de las formas impropias, donde la belleza fue ajena a la estética carente de esencia fue pasto del burdo.
Y marche por senderos sin presencia, por caminos ajenos al caminante, por veredas que escondían el paso al andante.
Hubieron tiempos que mi faz se desvanecía al contacto con la luz.
Hubieron tiempos que mis manos empuñaban el acero y cualquier forma de exterminio.
Hubieron tiempos abnegados, transitivos, anulados, donde el conocimiento era negado, donde el vivir era ajeno a la propia existencia.
Cuando llegue a las tierras altas, buscando nuevas promesas, con el anhelo de vida que brota de sus altas nacientes como manantiales de vida.
El día que te halle, el día que te vi pasar, el día que oí tú voz, y el centellar de tú mirada, no capte el instante primo, seguía ajenos a los eventos hurgando aun dentro de mis laberintos.
Luego sentí tú fragancia que se esparcía en el ambiente, luego admire tú presencia que emanaba alegría y el destello de tú mirada me condujo a la luz.
Contigo, aun admire el mundo nuevo, ajeno aquel sentir de conquistador que en estas tierras desembarcaron sin apreciar la armonía del paisaje.
Contigo, percibe toda la fuerza de este continente, sus caudalosos ríos, su virgen naturaleza, sus inalcanzables vetas, El marco ideal para renacer por ti.
Añorando épocas anónimas, que desaparecen por efectos de tú presencia, donde tus manos curan las cicatricéis de las formas épicas de caballero cruzado.
En ti halle el remanso del que habla el libro sagrado, en ti halle los secretos esotéricos, leídos en los pergaminos de tus ojos, en ti y por la magia de tus labios develé los enigmas que afligen a la humanidad.
De tu mano halle el calor en que cesaron las glaciaciones, el efecto sierra; donde brota una naturaleza exótica y preponderante, llenas de abundancias de ese afecto que solo tú puedes darme.
Y andaré por sendas eternas, iluminadas por tú encanto de doncella, para vivir sentires distantes de este amor correspondido de estrecha cercanía.
Y viviré en espacios abiertos, dejare mi armadura para amarte al abierto, dejare mi espada junto al fuego de la chimenea, para arder en el rogo de tú amor.

En el instante en que tú alma se fundió con la mía. Princesa.

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