jueves, 8 de octubre de 2009

La búsqueda del reino del eterno sonreír

La búsqueda del reino del eterno sonreír

En la Guaira las tardes son calurosas, la piel se vuelve pegajosa, de manera muy especial en la escuela, demasiado calor para estar dentro una jaula (aula) tan cerca del mar y nosotros encerrados aquí, oyendo a la maestra Pina sus charlas de educación primaria, que son mas aburridas que quitarles las espinas a un fruto de cactus, el que invento la escuela sedentaria tenia serios problemas mentales, sinceramente.

Por aquellos tiempos, yo había desarrollado una técnica, muy buena para complementar mi educación formal, la de ausente-presente; o sea evasión del contexto, dejaba la maestra hablando y mientras ella veía mi envoltura material, y era tan sutil la acción mental que no era percibida, ni siquiera por el tiempo.
Mientras tanto, yo vagaba por las forestas cazando y bañándome en sus ríos, como debería ser la educación integral para mi desarrollo psico-motriz.

Eso ocurrió en los días en que andaba indagando sobre el reino del eterno sonreír, el grupo expedicionario estaba bien complementado y bien armados, los integrantes eran Juan el Explorador, Julián el Conquistador; José el Navegante; Justiniano el Baquiano, Julio el Traficante, Jacinto el Boguero y yo El Aventuroso.
Decidimos después de estudiar detenidamente todas las cartas geográficas de las Américas que hallamos en el archivo de Indias.

Por esa razón deducimos con una claridad aritmética que el reino del eterno sonreír, tenia que estar en las tierras al inicio del río Orinoco.
El río Orinoco, claro esta, en aquellos tiempos no era como lo conocemos hoy, era mas ancho, mas largo, inmenso que no se le encontraba el inicio, los caimanes eran mucho mas grandes que ahora y había unos que tenían mas de 300 años de existencia, las anacondas median hasta 200 metros.

Estaba todo inmerso en una majestuosidad natural, exactamente todo lo que los hombres necesitábamos para la existencia, el primer campamento lo instalamos en un caserío que tenia por nombre Barrancas del Orinoco.

Desde allí decidimos que partiría nuestra expedición al descubrimiento del reino del eterno Sonreír; se comentaba entre los nativos, que sus calles eran hecha con placas de oro puro, los muros de las casas con lingotes de platas, las puertas con cristales incrustadas en piedras preciosas, sus gentes bebían en copas de esmeraldas, comían en platos de fino platino, no había ejercito y sus mujeres eran las más bellas de la tierra.

Las piraguas las cargamos con nuestros equipos; y al alba emprendimos la navegación, al salir del caño, había mas de 20 piraguas, cuando gire a contarlas a ambos lados, me extraño el numero, no pensaba que podíamos ser en tantos, el manso caudal ceso al entrar en esa vastedad de agua, remamos en contra corriente dentro del padre de todos los ríos; era un remar rítmico y la avanzada era satisfactoria.

En la rivera se formaban espectáculos que nos dejaba impresionados por su hábitat en ciertos puntos de remanso, los manatí se bañaban con sus gráciles movimientos, los monos nos arrojaban frutos; bien pensé yo, dejen que estén en un zoológico y se le quitará la manía, los caimanes millones de ellos nos veían con sus ojos asomados entre las aguas, cuando abrían las trompas era de terror, garzas millares de ellas, guacamayas de intensos colores, loros chillones; que hermosura era toda aquella geografía, comparada con lo aburrida que era descrita en clase.

Fue entonces que nuestras piraguas se encontraron en la unión donde desemboca el Arauca uniéndose al Orinoco, y nuestras embarcaciones fueron arrojadas hacia la orilla del río que da hacia los llanos, algunos caímos a las aguas tempestuosas, y una vez dentro las aguas como pudimos nadamos precipitadamente para alcanzar la orilla.

-¡Hasta aquí nos trajo la canoa caballeros!

Así que decidimos seguir a pie; medio de trasporte que consideramos mas seguro. Caminar por la selva no es fácil, hay que abrirse camino a machetazos, por esa razón decidimos dividirnos en grupos de a cuatro que iban limpiando veredas y abriendo senderos.

La vegetación era variada tan increíble como indescriptible, árboles gigantes que no se les veía la cima por su altura y eran tan anchos que al rodearlos se perdían horas.

En un claro de selva, vimos una comitiva de Indígenas, venir hacia nosotros, preparamos las armas, pero ellos nos hicieron señales de paz, no nos convencimos inmediatamente, luego entre señas y explicaciones entendimos su idioma y los seguimos, nos fuimos detrás de ellos en fila india por entre la foresta que conocían muy bien, pero en guardia por si querían hacernos una emboscada.

De pronto se abrió un claro de bosque, donde una enorme Churuata era la edificación única, donde vivía la comunidad indígena que se llamaban los Piaroa.
Las hamacas puestas en hileras atadas a los palos columnas, parecían barcos de velas meciéndose con las olas.

Los hombres que vinieron a nuestro encuentro no eran muy altos, la comunidad se dedicaba a las más diversas actividades, los niños jugaban con animales exóticos.

Las mujeres no eran correctamente vestidas, por eso creímos que habíamos llegado a la sala de baño. Pero estábamos equivocados, eran mujeres en todo su esplendor en traje de Eva, sin pudor, sin inhibiciones, aún en estado inocente-ingenuo, mucho antes de comer del fruto del árbol de la ciencia.

¡No! me dije un honesto caballero castellano no pueden ver estas cosas.

-¡Hey tú jefe! estas criaturas ¿Porque no se visten?
-Si lo hacen, justamente en la fiesta que tendremos en honor a ustedes, esta noche.
-Muy bien.

Fue aquella vez que probé el casabe, (pan hecho del tubérculo de la mandioca o yuca) aunque no sabe a Na’ lo comíamos con gusto, junto a exquisitos frutos jamás existidos.

Al atardecer aún estábamos bañándonos en el caño del río, cuando los pájaros se reunieron e iniciaron un extraordinario espectáculo en honor al sol ya que se iba a otros continentes.

La noche llegó serena, no sin antes invadirnos con un ejercito de zancudos que nos extraían la sangre como si tuvieran inyectadora, de pronto un enorme telón nos catapulto en una oscuridad sin precedentes, la foresta se volvió inquietante, tenebrosa, extraños aullidos salían espeluznantes de ella, que nos hacían erizar la piel.

En el centro de la Churuata encendieron una fogata, la luz que de ella emanaba proyectaba nuestras sombras hacia el espacio sideral, las mujeres iniciaron un baile muy sugestivo, eran vestidas como dijo el jefe, pero solamente de plumas parecían unas guacamayas encruzada con garza, extraños sonidos de un cantar ancestral, sugestivos movimientos nos retraía a ciertas formas de heredad atávica, donde hombre-animal-planta; el universo en un todo.

Al amanecer cuando se aclaro la jungla, el panorama apareció tal y cuál nos lo imaginábamos de día, el recuerdo quedaba como un vació de aquellas tinieblas, en que la conciencia se refleja al limite apreciando la profundidad del cosmos.

Nos organizamos de nuevo, y decidimos reiniciar la expedición, la tribu nos hizo acompañar por baquianos en el interior de la foresta, hasta el punto extremo que ellos frecuentaban, aunque no conocían donde quedaba el reino del eterno sonreír, nos hicieron señas hacia el punto norte-sur-este-oeste, hacia cualquier lado era bueno, la selva no es quietecita como podrías imaginarte y para demostración; a un cierto punto un extraño olor muy penetrable nos detuvo, Julio dijo;

-¡Na’ guara de hediondez! ¡Debe ser una guarida de tigres!

En ese momento una banda de jaguares nos salto encima.

-¡¡¡Patita pa’ que te tengo!!!

Corrimos como pudimos, nos encaramamos a árboles como alcanzamos, que aunque eran inmensos los escalamos en cuestión de fracciones de segundos; el miedo no conoce ni de medidas, ni obstáculos.

Allí nos sorprendió el atardecer, toda esa noche no pudimos dormir, extraños animales trataban de atraparnos, una anaconda gigante que se deslizaba hacia la cima del árbol, la hicimos trizas con mas de 350 machetazos, arañas peludas nos paseaban por encimas grandes como gatos. Escorpiones que tenían aguijones que parecían lanzas; después para completar llego una manada de orangutanes, que decían que el árbol era de ellos, que allí dormían desde que el árbol no estaba, mediamos una solución pacifica y decidieron de mal grado compartir esas ramas y gajos con nosotros de esa manera guindamos, (dormimos en lenguaje orangután) como pudimos.

La mañana en la selva amazona es un despertar adelantado, hay tantos pájaros y animales que inician a cantar; empiezan con una melodía afinada, cadenciosa, sonora y luego se trasforma en un escándalo estrepitoso de tal proporción que parece una festival de heavy-metal satánico rock, por eso deduje que el sol no llega, ellos lo despiertan.
¿Si no para que hacen tanto ruido?
Los orangutanes nos dieron algunos frutos que habían recogido y nos despidieron.

Al bajarnos del árbol, entendí que la evolución humana, fue un acto de gran coraje; no es fácil bajarse de la mata (árbol) especialmente sí hay una banda de tigre esperándote debajo de este para almorzarte, pero sí nuestros antepasados lo hicieron, lo teníamos que hacer nosotros también.

Caminamos por días sin mucha orientación, hasta que llegamos al pie de monte Andino, las montañas se abrieron delante nosotros al salir a un claro de selva.

No se porque imaginábamos que el reino de la eterna sonrisa no podía estar en la selva, sino en una cima elevada, a lo mejor por la ausencia de zancudos, porque con esas picaduras, creo yo, que no sé sí se podría ser feliz; ¿o sí?

Las cascadas era cubiertas de una vegetación verde neón y azul lapislázuli, había flores de Orquídeas de todo tipo, moradas, violetas, lilas, rosadas, turquesas, menos rojo. La neblina envolvía la exuberante foresta trasportándonos al paraje mágico, mas allá del metafísico, por esa razón acampamos a la orilla de la cascada; que de por su sonido abre a la condición del todo saber.

Luego, apareció antes nosotros, el anciano sabio; que de su cabello plateado se irradia la luz sobre el conocimiento.
En aquel momento nos alzamos y entramos en el reino del eterno sonreír.

Personas de eterna presencia, vinieron hacia nosotros llenándonos de una paz jamás sentida en universo alguno.

-¿Que sitio extraño es este?
-El que tú estabas buscando poeta.

Me voltee porque la voz me parecía conocida

-¿Quien eres?
-La princesa Anahis de la tierra de los Guaraní.
-Que bien encontré lo que estaba buscando.

Luego desde lo profundo de la selva sentía voces. Que procedían de otra realidad.

¡Expósito! --- ¡Expósito!! ------ ¡Expósito!!!

¡Responde! ¿Que estas durmiendo otra vez?

-¡No! (un no condicional como de pretérito de un traspasado remoto).

La respuesta: No, salió antes que mi mente del reino del eterno sonreír, eso sí en medio de la risa de mis compañeros de clase.

-¡Expósito! ¿Entonces me puedes responder la pregunta?

Mire a mi alrededor, esperando que alguien me soplara la respuesta, pero nadie lo hizo, me sentí en medio de la nada por falta de apoyo popular, tú ves.

-¡Ven aquí! ¡Niño desobediente, cuando no te jubilas estas evadido, adentro de tus fantasías infantiles!

(¿Pero aún no es un derecho del niño? La libertad de fantasía).

-¡Maestra Pina! ¿Ya va empezar con la represión?
-¡No niño! te voy a dar solo dos reglazos, sino me contestas inmediatamente la pregunta.

Avance, calmadamente entre la fila de pupitre, esperando que alguien me dijera algo; la maestra era allí de pie, detrás estaba la pizarra: Donde estaba escrito, Conmemoración del día del árbol.

“Al árbol debemos solicito y amor, jamás olvidemos que es obra de DIOS.”

Me frene delante de ella.

-Entonces recítame todo el tema.
-¿Todo, maestra?
-¡Sí niño, todito!
-Bien, sucede entonces, que paso, cuando vino, en que llegando a este punto, tenemos que considerar la cuestión, tal cuál, y de esa manera, según los hechos antes expuestos.

Una enorme risotada de carácter colectivo estalló detrás de mi espalda, me voltee para ver quien tenia el chalequeó en mi contra, todos reían y quien no reía porque se contenía de explotar de la risa, los cachete los tenían rojos.

-Sigue, sigue carricito que te voy a premiar.
Ringgg –º- ringggg -º-º- Ringggggggg !!!!!!!!!!!!!!
(La caballería, caballeros).

-Maestra ahora que me acuerdo, mi papá me esta esperando afuera de la escuela, porque mi mamá esta hospitalizada, debo irme inmediatamente.

-Expósito no te vas a salvar, hoy te salvó la campana, pero para el lunes me traes el tema que puse de tarea, y escrito correctamente en castellano vigente, sino te doy 15 reglazos sobre los dedos.

-Si maestra seguro, ¿El tema? Pues me lo sé de memoria.
-Muy bien lo espero, cuantos reglazos te dije.
-15 solamente, maestra.
-¡Hasta mañana, niños pueden salir!

Una manada de muchachos, se alzaron de sus pupitres, como en una estampida, que en la confusión me empujan hacia atrás y no me dejaban tomar mis útiles escolares.

Saliendo le pregunte a mis compañeros.
-¿Julián de que hablaba la maestra?
-Que voy a saber yo, si estaba contigo en medio de la selva.
-¿José cual es el tema de la tarea?
-Que te pasa yo estaba contigo. ¿No te acuerdas?
-¿Justiniano, anotaste la tarea para mañana?
-Me quede en el campamento, compañero.

¿Todos? ¿Por eso que en esa expedición había tanta gente?

-Oye ¡Aventuroso!
-Porque no le preguntas a la Giovanna, que ella siempre es aplicada, no tiene fantasías.
-Hola compañera me puedes decir; ¿Cuál es el tema, para mañana?
-¡No te vayas a creer que te hago la tarea otra vez!
-¡No, Chica! solo quiero saber cuál es el tema.
-Es el de Bolívar.
-¡De Bolívar! ¿Pero cuál?
-Que andaba por allí haciéndose el revolucionario. Es un tema libre.
-Bien, una de guerra y libertario, fenomenal.

-Deja ese tema Aventuroso que el lunes nos jubilamos para irnos a Playa Verde, o ¿Piensas hacer la tarea?
-¡Sii! ese tema es bien.
-¿De verdad vas hacer la tarea?


Yendo para mi casa; me vino en mente, que la escuela seguro la inventó un viejo obstinado, que no sabia como hacer para infringir un castigo a los niños que se burlaban de él.
De esa manera les quito el aprendizaje práctico y les aplico la educación sedentaria, para que cuando crecieran fueran cascarrabias como él y de esa manera se explica porque los adultos son así…

¿Porque no puede ser educación libre, cada quien aprende lo que quiere como siempre ha sido?

La Guaira 26 septiembre 1966.

Escuela; Eugenio María de Hostos.

TEMA

Simón Bolívar el rebolucionario.

Este Bolívar era un ciudadano normal, hasta que un día se amotinó contra el gobierno, no le gustaba la esclavitud, ni el somete en que lo tenían oprimido, así que inició un ciclo de conspiraciones, contra lo que estaban establecidos en una de poder, el tenia un sueño rebolucionario, que todas las cosas tenían que ser de todos, nada de malamañosos que se apilonaban todos los objetos, o sea que las cosas tenían que estar en medio la plaza y quien tenia necesidad las usaba, el dinero igual, de todo el mundo y de libera circulación.

Por eso habló con sus panas y les explicó sus ideas livertarias; estos le dieron toda la razón, así que se armaron como pudieron y se abrieron en una de hostilidad contra el imperio.

La cosa no fue fácil, porque la gente es burda de caleta con las objetos materiales, por eso había que despegárselas a juro, iniciando con una guerra del arrafeque; arrasa y quema, después lo que quedaba lo repartían, hasta que toda la gente se quedo sin nada, y quedando de esta manera libres de las cosas que los tenían sometidos, subyugados.

Igual a los indios que no tienen propiedades y viven una de natural. Mucha gente no se acostumbraba a ese estilo de vida rebolucionaria en especial las mujeres, que no querían andar como las indias a lo natural pues, de esta manera se envolvían en hojas de plátanos como las hallacas.

Al poco tiempo la felicidad regreso al pueblo, no había envidia pues nadie tenia nada. Además en las mañanas se quedaban como los indios meciéndose en las hamacas, mientras las mujeres se iban pal monte a sacar la yuca, el ñame, el banano del conuco, (huerto).

Al mediodía eran peleas de gallos por todos lados, en las tardes se bañaban en el rió, y al atardecer se comían una arepa con mantequilla, café con leche y se prendía el Joropo llanero; Con Arpa, cuatro y maracas, bailando a la luz de las fogatas y cantando bellas canciones de esta gesta livertadora.
Canto

Son las coplas señores y señoras, que esta noche yo compongo en una rápida improvisación, para relatar la gesta histórica de nuestra soberana nación.
De Simón el Livertador; Hombre gallardo, bueno con la espada; majestuoso con la pluma; macho con las mujeres.
¡Si señores Bolívar el Livertador! puso a correr el imperio entero, solo con su valor, nos dio a nuestro pueblo honor y gloria, para ser gente independiente otra vez, como el tigre en la foresta.
¡Si caray! Bolívar el livertador varón entre los varones, donde el pasaba las tropas enemigas huían, la pólvora no disparaba en su contra, el acero perdía su temple delante su presencia, los puñales no herían, todos callados oían con respecto, porque infundía valor a los patriotas, miedo a los realistas, devoción a los ciudadanos.
¡Aquí estoy yo pues! con este canto popular, afinando mi voz para acompañar mi copla con arpa, cuatro y maraca, componiendo estrofas que salen del corazón para cantarle a Simón a ese gran varón, hombre de arrojo; letras y gran honor.
¡¡¡Esta es tú patria Simón!!!
¡¡¡Vuelve cuando quieras!!!
Para armar una sampablera, rebolucionaria.

Que tú presencia nos recuerde, los días gloriosos de nuestra emancipación.


Fin.

Bien, ahora que termine la tarea, me voy a ver las comiquitas.
De mañana temprano, estaba bien peinado y con la camisa limpia. (Limpia porque era lunes).
La maestra al verme se sorprendió.

-¡Caray! Expósito, no lo puedo creer, que estas hoy lunes en clase, no me digas deja que adivine, ¿Te trajo la policía?

-¡No, maestra! ¿Cuál es el sarcasmo y el burloneo? traje la tarea.
-Bien, dame el cuaderno, oigan niños la primera tarea de Expósito en tres años.

Me sentía muy feliz ese día, como quien se quita un gran peso de encima, eso sí cuando pase cerca del pupitre de la Giovanna, me dijo:

-Me lo hubieras dado para corregírtelo, chico.
-¿Que te pasa nena? Aquí hay un escritor.
-Sí Expósito, me lo imagino, no más.

Después de los preliminares y la zoquetearía de pasarnos la lista, como si fuéramos ganado en un potrero, pa’ contarnos, la maestra me grito.

-Expósito! ¿Que historia es esta?
-La de Bolívar.
-¡La! ¿De quién?
-De Bolívar maestra, él mismo me la contó hace unos días que me jubile.
-¿Que dije yo el viernes?

Entonces mire a la Giovanna, como diciendo; ¿Entonces?
Ella entendió y se levantó, abrió su cuaderno. (Muy bien conservado por cierto, porque el mío estaba un poquito descuidado, un poco desbaratado y algo sucio, parecía como si lo hubiera salvado de entre una merienda de caimanes).

-El tema para la tarea del lunes será; Simón Bolívar el revolucionario; tema libre.
-¡Bueno! eso fue lo que hice.
-Este muchacho del carrizo, esta no es la historia de Bolívar.
-¿Como? ¡No! maestra Pina, él mismo me la contó allá en Punta de Mulato, se la pasa en el mercado y se la cuenta a to’ er mundo de verdaita, y canta también.
-¿Y se llama Simón Bolívar mijito?
-¡Si! el negro Simón lo conocen todos los del mercado, es tan viejo que estuvo hasta en la colonización.
-Hazme el favor mijito, la historia era la que yo dicte la semana pasada en clase, que seguramente estabas inexistente y oyendo cuentos de borracho en el mercado.

-El tema me dijo que era libre, además no puede usted saber más que él, que la vivió.
-Era mejor que te jubilaras Expósito, sinceramente y ¿Este hilera de doble punto y comas que pones a que sirven?
-Para no perder el hilo constitucional del discurso, son bien ¡tú ves!
-La verdad que por ser tú primera tarea, te la voy aceptar para no desanimarte, otra cosita niñito desobediente; se escribe revolucionario y libertador.
-Pero va a saber más que él, y así lo pronuncia el pueblo y las reboluciones son populares o ¿No?


La maestra puso una mala cara, regrese a mi pupitre y me sentí orgulloso de mí.

-¡Niños atención! Hoy hablaremos de moral y cívica; Tienen que saber lo importante de esta formación en el ciudadano.

Julián, José, Justiniano, Jacinto y Julio nos miramos.

-Bien pa’ ¿Donde vamos?
-Pa’ una de vaquero chamo.
-¡Cuantos somos?
-Los mismos de siempre.

Mientras más aburrido es el tema en clase, en que se trata de introducir los razonamientos de adulto en el educando, más fértil es la imaginación del infante.

Pero antes de partir hacia los confines de la realidad.

Mire luego a la Giovanna y le dije;

-¡Pendiente de la clase jeva! que nos vamos de evasión.
-Sí ya lo veo que están idos.

Ella solo lanzó un suspiro.



¿Cuando le costará ser como es? me vino de preguntarle, cuando cuesta liberarse de todo este sistema impuesto, dentro de la violencia implícita de sistema, pero ya mis compañeros habían partido.

Sucedió; que la caravana que nos llevaba al lejano west, más allá de la tierra prometida, a cierto punto fue atacada por los pieles rojas.

Rápidamente nos formamos en círculo, mientras el sol tomaba su posición en el alto de los cielos, en el cenit, las flechas se encajaban en las maderas de los carruajes, y respondíamos disparando nuestras pistolas en todas las direcciones, la tierra prometida estaba detrás de aquellas montañas, debíamos solo resistir a estos hostiles amotinados, que guardaban las puertas hacia ella.




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Historia sustraída del diario de la Giovanna, que no voló a las tierras de la fértil imaginación de los sueños infantiles, por estar pendiente de la maestra Pina.

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