jueves, 8 de octubre de 2009

Marginalidad pura.

Aquel día cuando me asome a la calle un ventarrón de polvo me arrolló y salí medio atolondrado tropezándome con el Jhonás.
-Caray Catire agarraste el buen día bien tempranito.
-Sí, que se va hacer, sí no te agarra el chingo, te agarra el sin nariz.
-La verdad que quién lo diría, cuando yo era joven y la ciudad estaba bien lejos aun, esto aquí, era todo lleno de arboles, ¿ahora que ves? la tierra desnuda, polvo por todo lados, esto lo ha causado el hombre.
-¿El hombre causo esto yo creía que la tierra era ya así?
-No mi estimado; aquí este lugar era una montaña; no un cerro pelado como un criadero de chivo, como los ves ahorita, había arboles enormes, con decirte que no había bodega por aquí; porque la naturaleza te daba prácticamente todo, para la comida, para hacer tu casa.
-¿Como todo, quien te daba todo eso?
-Así mismo era, mira las casas nos las hacíamos con caña brava y arcilla, el techo de paja, la cocina era de leña y la dispensa siempre llena de animales del monte o los que criábamos por aquí, bastaba pelar un poco de monte y hacíamos un corte de maíz o un corte de yuca.
-¡Que es eso! ¿Como sembraban?
-Claro la tierra te da todo para comer, para vivir, así como el agua ibas a la quebrada y recojáis el agua cuanta quisieras.
-¡Tú estas loco! ¿Esa agua?
-No esa, antes en las quebradas escurría solo agua cristalina.
-¡No j-o-d-a-s Jhonás! eso parece un cuento.
-Antes era todo así, era todo libre, monte y libertad, ahora es difícil creerlo pero era así. Será un traspasado remoto, pero así era porque me acuerdo bien.
-¡Será bien difícil de creer mi estimado!
-Bueno me voy pal trabajo, hay que seguir en la lucha por la locha.
Jhonás bien tempranito se baja por las escalinatas, es viejo el Negro Jhonás según cuentan los de la vieja guardia que lo conocen, dicen que era un guapo de verdad, que peleaba con la policía y que pa’ someterlo necesitaban mas de seis policías.
Ahora que esta pure (De edad) baja con su Biblia en mano, no tiene vicios y nos da siempre consejos acerca de la verdad, él sabe más que un sabio.
Las mañanas cuando los primeros rayos del sol nos iluminan al barrio es un alzar lento, mientras el malandraje se retira a dormir su drogada, el otro pueblo se levanta y baja a la ciudad.-
Algunos hombres se voltean a ver su rancho, como para pedir protección a DIOS al alto, para que los favorezca de encontrarlo nuevamente allì, hay temor en la población que debe velar por todas sus necesidades, que el malandro no lo expropié, que la lluvia no se lo arrastre al valle, una vida que se vive en el filo de lo que vendrá, en la próxima esquina, en la próxima escalinata.
El levantarme temprano, porque no tengo donde dormir, (siendo un recogido) me hace apreciar a estas personas, aunque no entiendo el motivo de tanto sufrimiento, de tanto sinsabores.
Cuando el sol sale sus rayos son un alivio, así se más pasa el frio, inician a salir los muchachos que van a la escuela, son pocos los que van y de paso casi todos se jubilan, porque consideran que lo que allí aprenden son cosas inútiles, que no le encuentran sentido por ningún lado, en esta supervivencia del inmediato vivir.
-¡Catire ven acá! Ponte la franelita y los zapatos para que vayas al conecté.
Ponerme los zapatos es otras de esas cosas inútiles, incomodas, pero según dice es para que me vean bien
-Dile al Caliche Víctor que me de el doble en pastilla y de Bazuco que hoy es Viernes y la gente se va de rumba.
Pal conecté me voy siempre por la calle principal, para después internarme en el callejón, a veces voy atento, otras como hoy me voy adormentado por el hambre, cuando llego al barrio que llaman el Maldito,
Me reúno en las escalinatas con los otros que vienen para cargarse, en el jibarero, casi todos tienen su calce revolver o pistola, entre nosotros nos miramos, pero casi nadie habla es pura tensión.
-Epa catire ven agarrar lo tuyo.
El paquete es pesado o es el hambre que me lo hace pesar de más, así iba absorto en mis meditaciones diarias, cuando en el callejón el Rosario me distraje viendo a unos menores jugar metra (Caneca) de pronto un impacto me tiro al piso eran los menores, una banda de que se apropiaron del paquete y estaban encapuchados.
-¡Quieto si no te explotamos!
-¿Tienes más?
-No chamo eso es toddy.
-¡Bien déjame ver en los bolsillos!
-Que me vas a pasar raqueta, ¡¡chamo!!
-¡Sí! ¿Que te vas a rebotar?
-¡No! pero son vainas de policía.
-Ahora es de malandro, ¡rolo é gallo!
Después que me pasaron raqueta, me quitaron Los zapatos los muy sabandijas y se fueron después de darme el respectivo cachazo en el coco, no me quería imaginar más nada, me dije no vale ahora mismo me voy de desertor del barrio y me regreso a deambular por la city, los Jibaros me van a matar, por perder la droga.
De pronto varios impactos de bala rompieron la meditación, dos de Los menores; “banda activa de los Pitufos” caen al pavimento, los proye rebotaban en las paredes, me extendí en el cemento bien aplastado, creyendo que allì no nos salvábamos ninguno, cuando de adentro de un rancho sentí un grito de angustia.
-¡Hay! ¡¡DIOS mío me la mataron, a mi hijita!! ¡¡¡Mi hijitaaa!!!
La bala había penetrado por las paredes y le había explotado el coco a una niña, bien me dije yo, para que vivir en este mundo es mejor así.
-¿Epa catire te vas hacer el muerto?
Levante la mirada y vi que era uno de los gariteros del Caliche Víctor me llamaba, con la escopeta en mano.
Me rescataron el paquete, lo agarre y recupere mis zapatos un poco manchados de sangre, pero que se va hacer, después me quede fijo mirando al muñeco que extendido en fin de vida sobre el cemento sucio, estaba sin la capucha era Pitico, con los ojos esparrancados como si había visto la muerte, que impresionante y todo aquel sangrero esparcido por todo lados.
-¡Dale! que te vas a quedar viendo, dale de una.
La señora continuaba a gritar dentro de la humilde vivienda, así que emprendí la carrera, llegue a la principal era tan grande el susto que llevaba que casi me arrolla un Jeep de pasajero.
Al callejón mis Delicias llegue con el ultimo aliento.
-¿Que te paso Catire, te viene persiguiendo el Diablo?
-¡Casi! ¿No oyeron la plomamentazón?
-¡Sí! Algo, ¿pero que paso?
-La banda de los menores, los Pitufos me asaltaron, pero los cazaron los gariteros del Caliche Víctor a Pitico lo dejaron frio, entonces recogí el paquete y de una arranque.
-Bien esos chamos se están buscando un ejecute, ¡dame la droga!
-Estuvo fea, esa ¿no?
-Ni te cuento Negro, con decirte que si no es por los gariteros que recuperan el tumbe desertaba de una del Barrio.
-¿Pa donde te ibas?
-Pa’ la city allá estábamos mejor, nos rebuscábamos mas y no había tanto malandreo.
-Es verdad Catire, pero somos ya grande, nos meten pal reten de menor o sino para la prefectura, tú sabes como es claro.
-¡Epa! ¿Mis panitas burda mire a quién me encontré?
-¡Epa! ¿Cotorrita te hacíamos por Guayana?
-Sí, allá estoy buscando oro entre esos montes, que ni te digo que nos coronamos bien.

-¿Oro y que é eso brodel? a pues. ¿Catire te va hacer el indio ahora?
-¿Bueno, porque tú sabes Negro? ¿Hemos vivido siempre juntos, dime tú que sabes más que yo?
-¡El oro es una vaina que vale que jode!
-¡Sì una maravilla pues!
-¡Dele al habla Cotorrita!
-Bien ese oro, esta tirado por allì entre el monte.
-¿Entonces que va a valer si esta botado?
-¿Bueno y las latas de cervezas y de refrescos, no las botan y valen?
-Bueno y para recoger latas, te vas pal monte si en Chacaíto eso esta lleno.
-No chamo nos has entendido, eso es un mineral que esta debajo de la tierra en la selva, se escava y cuando lo encuentran es tuyo, sale de la selva hay burda de compradores se lo vendes y te coronas.
-¿Lo vendes y que hacen con esa vaina?
-¡Joyas brodel! ¿Eso que se guindan al pescuezo los burgueses tú ves?
-¿Así entonces son corones?
-Claro chamo yo se como es todo, la selva esta llena de esas piedritas, esta vez nos podemos ir juntos, hay una batea donde trabajan unos panas míos.
-¿Adonde chamo?
-En Guayana men, en el Km 88 si vieras como se corona la gente allì te quedas loco.
-¿Que es lo que hay que hacer?
-Bien hay que llegar al sitio y después nos internamos en la selva caminando hasta que lleguemos a la batea y allì empezamos a escavar.
-¿Facilito?
-¡Que va! nos vamos a meter en esa selva entre culebras y animales raros.
-No jodas Catire ahorita querías desertar del Barrio, en plena plomentazón y ahora le tienes miedo a una culebra.
-¡Aja! mira allá los bichos de monte huyen del hombre, se los digo yo, ¿que dicen se vienen?
Nos quedamos un poco en silencio, pero que íbamos hacer en el Barrio, así que decidimos partir Yo, el Negro y el Chicho junto al Cotorrita.
Me quede meditando un poco contrariado solo, cuando regreso Jhonás, y aun estaba indeciso.
-Buenas noches Catire que estas meditando.
-Bien nos invitaron para Guayana a buscar oro, ¿tú sabes no?
-Si ese es un metal la codicia de los hombres
-¿Que es malo?
-No, no es malo DIOS hizo todo perfecto.
-¿Todo perfecto? Pero cuando hizo este barrio como que estaba borracho mayor, además de feo y choreto, pura maldad.
-No es así Catire DIOS nos hizo y después nos dejo ser; en ese momento las personas se pervierten, andan en malos pasos se llenan de vicios, también yo anduve en esos malos pasos pero después me enderece.
-¿Dígame una cosa mayor usted iría a Guayana?
-Claro Catire a trabajar honestamente todo se puede hacer, ¿Además aquí que te espera? te vas a echar a perder, sinceramente si fuera tu me iría.
Se fue el Negro Jhonás con su paso de hombre honesto, bueno me dije si lo dice él, tiene que ser bueno.
Una mañana decidimos partir de llevar no llevábamos nada, porque nada teníamos, cuando llegamos a la avenida me voltee a ver el barrio, era la única casa (por llamarla con un nombre) que habíamos tenido desde que nos salimos de la calle, aunque siempre quede con ganas de seguir así; en las plazas de Caracas, aunque estas a la intemperie no hay cosas tan feas como en un Barrio.
En el terminal de pasajero había una cantidad enorme de personas que viajaban, aunque no entendía bien eso de viajar.
Como siempre nos faltaban real, así que emprendemos el autofinanciamiento que lo llamamos martillito, pedíamos con la escusa que teníamos que regresarnos a la nuestra tierra, invento de Cotorrita, ¿Bueno por algo lo llamaban cotorra, no?
El terminal de pasajero era bien sucio, papeles, latas, perros que te olían buscando comida, autobuses viejos que no se como hacían para andar, gente que empujaban, gritaban, comían, gente con mirada perdidas.
El sol producía un calor que junto al asfalto y al de los autobuses lo hacia de quinta paila del infierno, mas el hambre, el humo de los tubos de escape era todo una perdida de orientación.
-Vámonos Catire ya comparamos el pasaje.
Me voltee el Negro con su sonrisa, el Chicho comiéndose una empanada que le mordía los labios de lo caliente que estaba, el Cotorrita con su charla, a veces me pregunto; ¿sino nos hubiéramos encontrado durmiendo por las calles que hubiéramos hecho?
La verdad es como dicen Los viejos; “Dios aprieta pero no mata”
Entramos al autobús estaba todo lleno, uno que recogía los ticket del pasaje nos mando para atrás pa’ la cocina, no entendí hasta que al rato sentí el calor porque estábamos montado encima del motor.
-¿Esto esta muy caliente brodel?
-No que va ahora que el bus arranque y llega la noche como no hay vidrios en la ventana inicia a hacer frio.
-¿Bien?
-Mis hermanos de la calle enseguida, agarraron el guinde (sueño) yo ni dormía, ni estaba despierto, solo veía pero no miraba, eso si a un cierto punto, cuando salimos de la montañas, de los bosques vi la gran sabana, debajo de las plantas a la sombras de estas había vacas de lo mas tranquila y nunca había visto un espacio así de grande y no se veía casas ni gente, a cierto punto me asuste ¿adonde nos lleva este?
Avanzaba por aquella carretera, hasta que se hizo de noche y nada mas se vio, alguna que otra vez los saltos que hacia el autobús y nosotros con el.
Me dormí y regrese aquel, sueño que me persigue cada vez que mi alma encuentra un poco de paz, en que dormía en una cuna, con una musiquita de lo mas bien, un hombre me toma en sus brazos y me lleva a la calle después me deja entre unos cartones y empecé a llorar, de entre los cartones se volteo el Negro hacia mi.
-¡Cállate chamo que queremos dormir!
Entonces no duermo mas me despierto y quedo con los ojos espabilados, sudando frio y me angustio no consigo dormir mas, no se lo cuento a nadie que me da miedo cerrar los ojos, que van a creer que soy un débil, mis hermanos y yo también no nos gusta la debilidad, este es un mundo que feroz no te puedes descuidar un segundo, porque alguien te hace una cosa, asì que nos acostumbramos a que siempre hay uno despierto de nosotros a hacer el garitero normalmente soy yo, creo que duermo pero con los ojos abiertos porque veo como dos mundo…uno que es que jode feo y otro así iluminado pero con una luz extraña porque ilumina si pero hacia dentro, a veces me parece que me habla.
El autobús en la tardecita se para en un botiquín de carretera, según dijo una señora, que reclamo que porque no se paraba en una arepera ¿para comer algo?
Me baje de curioso lo tengo que confesar, el ambiente era igualito a los otros bar de la ciudad, el chofer estaba sentado y sobre sus piernas una mujer de esa que llaman cariñosamente fichera, la música sonaba a todo lo que daba, la rock ola así entre copas y copas el chofer echaba un pie con la mesonera.
Salí esos espacios de antro bar siempre me han deprimido ese olor a cerveza mezclada con hediondez de meao me da vértigo.
La noche era intensa, no se veía nada sino el cielo que por obligación te hacia mirar hacia arriba a ver ese firmamento, todas esas estrellas colgadas ¡allá arriba que espectáculo! sí pensé este DIOS, es grande se puso hacer todas esas bellas cosas y después hizo la ciudad toda choreta, ni hablar de los hombres.
Por ejemplo a mi no me gustaba como era hecho yo, ni las cosas que veía, no me gustaba como se comportaba el chofer bebiendo, con su camisa blanca y su corbata que lo hacia sentir importante me imagino yo, ni su acompañante, que cuando ella reía, su risa sonaba falsa, como a pela pollo, ni el que despachaba el ron, que me miraba todo volteado.
Ni el autobús que estaba todo destartalado, ni ese sitio con tanta basura alrededor, ¿en si porque nos hizo así? Para que no nos gustáramos.
Después de varias horas el chofer decidió seguir, cuando pase cerca de la señora que protestaba aun, se hizo la señal de la cruz, y exclamo; ahora sí vamos bien con este borracho.
Bueno pensé no va hacer así de estúpido como para arriesgar su vida si sabe que borracho no puede manejar, ¿o sí?
El autobús partió y la señora se hizo otra vez la señal de la cruz, si la verdad que el autobús no iba lo que se dice derechito, pero me imagino que cada quien tiene su manera, su estilo de manejar. ¿O no?
Lo impresionante fue cuando pasamos un puente sobre un enorme rio, cuanta agua, me dije y allá en el barrio tanta sequias que para un vaso de agua tenias que bajar hasta la avenida ¿Porque el agua estaba toda amontonada aquí?
El chofer a cierto punto, cuando anocheció no estaba bien del todo y varias personas empezaron a protestar la manera como manejaba, un poco choreto decían, el les respondía que ese era su trabajo que desde hace años transitaba esas carreteras, que se las conocía a la perfección, hasta que una manada de burros se le atravesó en la vía, el frenazo fue excepcional pero parece ser que el vehículo freno tenia pero poquito, desbandose y se salió de la carretera dio vuelta, y vi como todo se volteaba para arriba y para abajo, gritos, llantos, quién se quejaba de los dolores, quién le mentaba la madre, cuando se paro el Negro se despertó preguntando.
-¿Que paso Catire?
-¡Nos volcamos chamo!
Salimos como pudimos por las ventanas, la noche era tranquila pero la oscuridad impenetrable, la sangre pero se sentía, caliente y viva.
En la vía empezamos amontonarnos los que sobrevivimos, entre ellos el chofer al que todos lo insultamos, y el decía que era culpa de los burros.
-¿Burros? ¡¡Que más burro que tú!!
-¡¡¡Co…Mae!!!
Los autos que se paraban el chofer le pedía que le llamaran a la compañía.
Toda la noche la pasamos en vela esperando la ayuda, que otros pedían, policías, bomberos, ambulancias, etc.
Temprano llego otro autobús que venia de Caracas también, de la misma compañía del chofer.
El chofer nos dijo que con el podíamos terminar el viaje, después de varios intercambios de opiniones, decidimos abordar la unidad y con mucho valor seguir nuestro viaje.
Algunos quedamos en pie, otros decidieron quedarse a esperar a la policía criticando nuestra actitud, pero a nosotros solo la palabra policía nos pone a correr, no hay una condición mas alejada del gobierno que un marginal, que siempre se siente en culpa por lo que sucede.


Sigue……
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