jueves, 8 de octubre de 2009

Poema para una revolución

POEMA PARA UNA REVOLUCIÓN


Se oyen el cabalgar de los centauros, en la llanura, en la selva, llegan a las haciendas y arrasan.

Es el Catire Boves, en la guerra del arrase y quema.

Se oyen los gritos, de libertad, de libertad a quienes no la han pedido; ¡Están libres! Les dicen; ellos quedan enmudecido con los instrumento de trabajo aun en la mano, doblados sobre la tierra.

El zampo, el cimarrón, el mulato y la negra Prieta, miran con ojos esparrancados, ese inmenso espacio que se abre delante de ellos.

Libertad; es un desafío contra lo impuesto.

Un grito de la tierra que abarca un infinito, se unen al centauro, al hombre que lucha a caballo, ellos van descalzos, inicia la gesta expropiada a los patas en el suelo, hoy van en la avanzada, mañana mirando hacia atrás no ven sino destrucción no quedando nada en pie, solo llamas y destrucción el humo que se alza de las ruinas.

El pueblo alzado es ciego en su lucha.
El pueblo autoconvocado es ciego en su avance.
El pueblo rebelde no tiene indios son todos cacique
El pueblo subversivo va ofuscado hoy, ayer desde siempre.
El pueblo revolucionario busca el cambio por el que clama la tierra adentro.

Son los días en que ruge una nación, son los días en que el pueblo luce manso, son los días que el pueblo rompe con lo impuesto, es por ello que la oligarquía de nuevo alza la voz.

Hoy de nuevo el pueblo se levanta, con un grito que viene desde las sabanas, desde la cima de las montañas, desde el profundo de la selva.




Hasta cuando se roba al erario.
Hasta cuando se roba la revolución.
Hasta cuando el saqueo de la patria.
Hasta cuando se sustraen recursos para el derroche del político.

Un grito sí, pero de dolor al ver los niños abandonados, al viejo sin pensión, a la mujer con mirada de desolación delante la mesa vacía, viendo en el abandono a sus hijos.

Bajen a la ciudad compatriota que hoy es su día.

Desde todos los puntos de la nación vienen los fieles patriota.

Quien con una Biblia en mano, agitándola con vigor.
El espiritista con su cordón azul, amarillo y rojo.
El santero y sus collares de guerreros.

Es verdad son los creyentes que marchan a un destino mejor.

Por una santería militante.
Por un espiritismo militante.
Por un cristianismo militante.

¡Sí! porque son las creencias de mi tierra, las cuales la exponen a los 4 vientos.

Los altares en las casas iluminan a los santos.
La india Yajaira enciende una vela a las tres potencias.
La negra Matea encienda su vela tricolor a la esfinge del libertador.

Son las creencias de mi pueblo.
Son las costumbres de mi pueblo.
Son los rezos y oraciones de mi pueblo.
Son santos y son guerreros los patriotas de mi nación, en esta revolución sino eres creyente no te vistas que no vas.

La sacerdotisa pide que por favor compatriota no se crucen en este velado revolucionario para que baje el espíritu del santo varón, luz para la justicia social.

Es el pueblo que exclama desde hoy mi señor: ¡No queremos más pobres en esta nación!

Que cada niño, hoy duerma en su cama y coma como es debido.

Que no haya, una mujer con hijo sin su subsidio, de amor de patria.

Es el pueblo que marcha, son los centauros que cabalgan en los llanos.

Es la furia indómita de quien esta hastiado de tanta corrupción, ni un real más a esa oligarquía que roba futuro todos los días.

Baja de los cerros una masa empobrecida, baja el albañil, el obrero, el peón, de los campos viene los campesinos, de las llanuras cabalgan los llaneros, el pueblo de nuevo reunido como en antaño, y Carmencita con su hijo Jacinto todos los desheredados por el pillaje y el saqueo.

Con sus caras serias, los niños de todas las razas, despeinados y mal vestidos, están sentados en las aceras, como espectadores anónimos al ver pasar su futuro, ven el rebullicio con la mirada perdida sobre la estatuas de los libertadores.

Que le pasa a este pueblo que no vuelve cara, porque no se levanta ante este despotismo que por decenio han hipotecado la patria.

¿Le hará falta la canción brava?

¡Son los tiempos de cambiar, gritan los obreros!
¡Son los tiempos de revolución, gritan los estudiantes!
¡Son los tiempos de exigir gritan, los ciudadanos en cada esquina!

Es el momento de la justicia social gritan los desolados.


Las calles se volvían ríos, las avenidas eran colmadas por los vecinos, un solo grito pedían al divino;

¡Basta ya de tanto despotismo!

Queremos pan y trabajo.

Queremos techo y familia.

Queremos justicia social en una nación digna.

Así iniciaron y que siga así, hasta que el pueblo sea redimido, hasta que el pueblo tenga dignidad de ciudadano, hasta que se llega al desarrollo social.

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1 comentario:

  1. Me gusta como escribes te dejo un enlace a mi pagina
    http://www.alasombradeunolivo.wordpress.com

    un abrazo

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