jueves, 8 de octubre de 2009

Quebranto de cristal

Quebranto de cristal

Dentro del accionar de las sombras, se revela las fisonomías indelebles que se mueven exentas de luz.

-¡Pedrito! ¡¡Pedrito carajo levántate!!

El niño se alza del cartón que le sirve de cama, levanta el cartón que cubre la tierra desnuda, batida, aplanada por sus cuerpos de niños dolientes de patria, infancia seria de miradas en brillos de vacios, aquel que mira lo estrictamente necesario, acción de alta resistencia cuando lo que le rodea; esta hecho de cosas feas, de hechos innobles, de ranchos (Barracas) choretos.
El cartón lo dobla contra su cuerpo, mientras lo dobla lo siente aun caliente, el sueño lo embarga pero no tiene donde, tierra y polvo caen de este, así como sus pensamientos fraccionados de sus fantasías infantiles, que caen al pavimento, sobre tierra pisataria y desnuda cristalizadas de hechos marginales en procesos excluyentes volviéndose añicos.

Son movimientos automáticos de todos los días, el piso del rancho (Baraca) esta esparramado de cuerpecitos, infancia que duerme sus sueños utópicos, la Doñita ya vieja del cuerpo seco, camina vigilante entre ellos para no pisarlos, iluminada con la luz de la vela que arde en el altar de sus creencias ingenuas se percina. Pedrito recoge su cordón del altar con la cruz y el escapulario, el cordón de azul, amarillo y rojo los colores de la bandera de una patria que les da la espalda bien temprano todas las mañana, huérfanos de padres, huérfanos de nación, huérfanos de sueños, vacios de ser.
Sale del rancho mientras las mujeres recogen los cachivaches, para ir a la carretera a vender fritangas, el sale asomándose al barranco, allá abajo brillan las luces de la enorme urbe, millones de centellantes luces si un mundo mejor es posible.
Se percata que hace frio, se cruza sus manos sobre su desnudo pecho, de los otros ranchos, salen hombres y mujeres envueltos en la oscuridad de la primera mañana, caminan suave cono animas del purgatorio, temiendo la ira irracional del malandro, caminan con pasos suaves con cautela para no despertar a nadie, ni siquiera aquella humilde tierra, desnuda en que quedan marcados sus pasos.
-¡Gloria a DIOS! buenos días. Pedrito.
-¡Buenos días mayor!
Ve pasar a Juan el evangelista con su biblia en la mano y su bolsa (FUNDA) con la arepa en la otra.
Las Mujeres cargan la mesa en la cabeza, los peroles en las manos, se van a trabajar, después la Doñita se acuerda del hijo mayor.
-¡Caray! Pedrito anda a buscar al Jalado que no ha regresado aun.
Se levanta, llega al callejón en las escalinatas, ve los cuerpos de los malandros durmiendo la pea, en los escalones pasa tranquilo, aunque los conoce; sabe bien que cuando están en gorilados estos no creen en religión, entre ellos no esta Jalado tendrá que bajar aun más, cruza en las escalinatas al otro pueblo, a los pobladores ausentes, los que trabajan, los que ponen a funcionar la ciudad, una raza extraña de hombres y mujeres que viven al filo de todas la injusticias sociales, personas en que su mirada están llenas de fortaleza, son los que bajan y suben las escalinatas antes que el malandro se despierte, personas que trabajan por salarios bajos, que generan una gran riqueza, pero son maltratas mal por la policía, atracados por los malandros, explotados por el empresario, viven una vida que no es suya, como emprestada, pero puntualmente llenan las paradas de los trasportes colectivos periféricos, son un ejercito de hombre y mujeres desarmados, personas que no tiene como elegir su destino, que están a merced de los elementos y cambios climáticos, el confín de la sociedad.
Cuando llega abajo al estacionamiento, donde malandros y motorizados todos los días forman la pachanga, donde venden pastillas, chirre, malanga y cuanta sustancia activa para la mente haya.
Encuentra al Jalado durmiendo encima del capot de un carro, con la botella en la mano, con la guardia abajo se dice Pedrito, así cualquier enemigo lo suena de una que locura.
Lo despierta con repetitivos jalones.
¡Epa! ¡epa Jalao! Despiértate mano, este se voltea pronunciando frases soeces, incoherente expulsando una pestilencia de alcohol y vicio, se le cae el revolver Pedrito lo recoge, es un 38 especial cromado, todo poder y decisión se dice, se lo pone al cinto, el metal frio impacta con su piel, le pesa en la cintura, le jala el short hacia abajo, el elástico se estira.
Ayuda al Jalado a incorporarse.
Este habla de cosas discordantes, pero dentro un barrio que todo es asimétrico, choreto, inurbano, lo que el diga, como lo diga es coherencia de hechos.
La vieja Trina sala de su rancho, garita bóveda y refugio de malandro.
-Agarra Pedrito dale esa droga a Jalado que es la que no se vendió ayer.
Bien bueno pues tengo que cargar al Jalado, el hierro (revolver) que pesa mas que una gandola (Camión) y también la droga.
Subir las escaleras con aquel peso, es cosa de bravos, el sol salió por los lados de oriente y la claridad le da miedo, es la hora de la policía, de las redadas así que le da mayor fuerza a la salida contra esa gravedad que lo empuja hacia abajo, cada escalón es una conquista, cuando se apoya al muro siente lo duro del estomago pegado entre piel y piel, ni siquiera se imagina comer es una ilusión, un deseo que no puede ser, son condiciones de dificultad material nada de materializarse.
-Dale manito pon de lo tuyo que las escalinatas son empinadas! ¡No j-o-d-a-s-!
-Esta bien vale, vamos a darle. Al llegar al alto esta el grupito de la bandita de los Tupamaros, medios dormido medio despiertos malandriando hasta cuando sueñan se dijo.
Cuando de pronto el ambiente es roto, siente ruidos de motos que truenan desde la parte de arriba como una tempestad, el castigo del alto que se abate sobre los hombres. Las motos cayeron como lanzas sobre el callejón. Los pantaneros azotes de los azotes de barrio; exterminio de malandros.
-¡Quieto alli! ¡¡No se mueva ninguno!! ¡¡Es la ley!!
Juanacho saco el revolver, pero la balacera fue increíble él y el Gorila Tití no se levantaron del piso, la sangre corría escalinatas abajo y Pedrito se pegó del muro, agarrándose el escapulario e inició el rezo que la Bruja Matea, le escribió en el papel que lleva dentro del escapulario.

Anima bendita que penas en el purgatorio.
Socórreme en esta ocasión de gran necesidad anula la visión al policía.
Hazme invisible en medio de estas tribulaciones que se abaten sobre los hombres.
Protégeme del adversario y del gobierno, hazme parte del circundante.
En este momento desde cuando se origina la acción.
Amen…



-¡Sargento aquí quebramos a dos y hay un herido!
Cucaracha se retorcía del dolor, tanto que no sabia si estaba despierto o soñaba una de sus drogadas.
-¡Todos al piso y manos a la nuca!
Pedrito quiso tirarse al piso, pero una fuerza mística descomunal lo mantuvo pegado de la pared de cartón que tenia a sus espaldas.
Después la policía los levantó uno a uno, los puso contra la pared por decir pared, y les paso raqueta, cuando Pedrito vio que al Jalado le sacaron los reales del bolsillo, le vino una angustia, al ver que el policía se los metía en su bolsillo, bien bueno pues pueblo robando pueblo; así vio con una lagrima reprimida en sus ojos como el desayuno volaba y sin saber hasta cuando.
Hasta hace poco no sabia a que servían las redadas, imaginaba que era un ejercicio publico, que hacia el gobierno para despertar al malandro, porque cuando llegaba la policía a ellos se le pasaba toda la nota.
Hoy viendo a Juanacho, al Gorila Tití con los ojos espalancados y la sangre roja que corría, entendió que el gobierno si viene, y armado de las más viles intenciones, como el saqueo, y hasta los zapatos les quitaron. Después los esposaron, y golpeándolos se los llevaron.
Varios policías quedaron esperando la morgue, para el levantamiento forense de los cadáveres del enfrentamiento, Juanacho tenia una pistola en la mano, así que el sargento le dijo al capo métele un arma también al otro, este saco de la bota un pequeño revolver y se lo metió en la mano.
-Así esta bien, no hay problema pero tiene que parecer todo legal, ¿entiendes?
-Si es positivo mi sargento; ¿y con aquel que vamos hacer?
-¿Con quien chico?
-¡Con ese carricito, que se esta haciendo el invisible allá!
El sargento se volteó y vio a un niño con una cara de yo no fui, agarrándose el escapulario, vestido solo con pantaloncito rojo tierra, descalzo.
-¿Déjalo ese es solo un niño asustado?
-¡Sí! Hoy, mañana es otro día.
-¿Bueno entonces que vas hacer?
Pedrito no se movía.
-Mira carajito! Dele que son pasteles.
-Vete pa’ tu rancho muchacho ¿no oíste?
Entonces entendió que era ahora o mas nunca, de esa manera arrancó con lo que pudo, como pudo, les paso entre los dos policías como el viento y lo que se llevo, el policía le lanzó una patata, pero Pedrito era mas ligero que el aire.
Cuando llego al rancho entro corriendo, y escondió la droga y el revolver en una cueva de rata en el fondo de la barraca.
Los otros estaban asomados al barranco y corrieron a pregustarle que había sucedido, entonces el narró la balacera en que murieron los dos malandros, mientras las escalinatas se llenaban de dolientes especialmente madres, hermanas, vecinas a llorar para el valle como se suele decir, los hombres por esos ajetreos no se acercan ¿tú ves?
Los policías dispararon al aire pero las mujeres del barrio no creen en tiros porque desde pequeñas aquí las balaceras son como la arepa y el jamón cosa de todos los días (a veces).
Iniciaron a decirle que porque los habían matado.
-Me mataste a mi muchacho, ¿porque?
-Resistencia a la autoridad, además cobran peaje a los que por aquí pasan.
-¿Tú los has vistos?
-No pero hay muchas denuncias de la asociación de vecinos y además venden drogas.
-¿Venden drogas donde esta esa droga?
-Ya se la habían consumido.
Las otras mujeres iniciaron también con la subversión y a llamarlos asesinos, martirizadores de pueblo, policía sin familia, eso era lo mas bonito que le dijeron, después voló una botella y ellos dispararon, pero las mujeres son fieras y nada que se movían, la lluvia comenzó mas seguida de palos, piedras, tierra, peroles.
Hasta que el sargento disparando al aire prendieron la moto y abandonaron el barrio, al cual entran sin permiso y de paso son bien mal vistos.
-¿Que pasó Pedrito?
-Encanaron a Jalado y a casi toda la banda de los Tupamaros, quebraron a Juanacho y al Gorila Tití. a Cucaracha lo detonaron feísimo, que con la rolitronco de traba que tenia no sentía ni el dolor, pa’ mas el rolo de sucio del policía se quedo con los reales que tenia Jalado pal desayuno.
-Eso si esta mal con el filo (hambre) que tengo.
-¿Pedrito no se salvo nada?
-Bien el hierro que por casualidad lo llevaba yo y una droga.
-¿Que droga es?
-Pepa creo yo.
-Unas pastillas chamo eso esta bien quita el hambre.
-Carlitos tu lo que haces es solo pensar en comida?
-¿Bien, y en que entonces? Sí no lo que tengo es hambre de realidad.
-¿Pedrito como fue que te saliste del tacle?
-¡Ah! bien eso fue una Odisea.
-¿Una que?
-Bien, una de esa que cuentan por la televisión.
-Ve al habla chamo cuenta, como es que.
-Bueno venia trayendo al Jalado, cuando te pronto oigo, el rugir de las alimañas que venían desprendidos de una pal entrompe, entonces les canto la zona a los panas, pero esto estaban hasta los teque-teque y no oyeron la voz, así que de una me apodere del botín y del armamento frentie a la comisión del gobierno en un tiroteo encendido que bien tu ves, allì fue que el Guanacho acciono el armamento pero ¡que! nada, lo descocieron a plomo, en cambió yo estando pila emprendí la retirada y me tire por el barranco, así colee la emboscada de las fuerzas del desorden publico.
-Pedrito tremenda hazaña usted es un macho.
-A pues la situación que te expone en una de arrebató vez.
-¿Como le disparaste? ¿A la jara? ¿Y donde aprendiste a disparar?
-Chamo usted si es galfaro de verdad, eso es puro instinto en la supervivencia, gallardía de hombre.
-¿Ahora que vamos hacer?
-Esperamos a la vieja Inés así comemos.
-Bien no hay pa’ nadie.
Las mujeres rescataron los cadáveres y prepararon el funeral, en las humildes vivienda el llanto se mezclaban al café, las angustia de tantas noche en velas para criar aquellas creatura, entre noches enteras de tiroteo cuando los herían, cuando los aporreaba la policía, cuando lo apuñalaba algún enemigo, curarlos sin descanso para ahora asistir a su fin, en vez de ellos enterarnos a nosotras somos nosotras que los enteramos a ellos, se decían y se compadecían unas a otras, al velorio iniciaron a llegar los otros menores del barrios, uno trajo la música así que los lamentos se ahogaron por el ritmo de la sala, la música empezó a salir y alguien bailaba, un hermano de la victima le dijo que no lloraran mas que este era un velorio de malandro, dicho y hecho empezaron a disparar al aire, y los presente cambiaron asistencia quien le ponía un tabaco de mariguana en la boca al difunto, quien proyectiles en los bolsillos por si tenían algún problema en el mas allá con alguno, le respondiera de guerra, cocaína, así el difunto lo iban adobando, lo ves dijo uno así se le rinde homenaje a uno que supo enfrentar al gobierno sin miedo, como el bravo pueblo.
-Si mayor yo estaba presente el Juanacho se batió a tiro duramente con la justicia.
-Sí ya me contaron, que usted es un machito así se hace, el varón se tiene que ver desde que sale el día, bien tempranito en la mañana.
-¿Mire mayor y que le contaron?
-Que te batiste a tiro en un enfrentamiento con los gobernativos.
-¿Buenos es que la situación usted ve, quien se lo conto?
-Eso lo sabe todo el barrio que Pedrito el machito se enfrentó a una comisión de los pantaneros hartas ratas sucias.
-¡Caray!
En ese momento Pedrito se vio crecer mas allá de lo que podía imaginar.
Al mediodía el velorio era ya un bonche (Fiesta), lo único que faltaba que el muerto bailase, eso si tenia de todo para que hiciese una fiesta al llegar paraíso.
Muchos llegaban y mandaban ofrenda como droga, ron, caña blanca, aguardiente, tabaco, perfume a la corte malandra de Caracas, todos esos espíritu de muchachos muertos violentamente o por sobredosis y que en el barrio el malandraje los alumbraba en sus altares y llevaban el carnet con sus figuras en las carteras.
-Pedrito de la que te salvaste podías estar allì tú también frio.
-Pero es bien que los funerales lo celebren a uno así, es bien todo una alegría después de vivir en esta peladera por lo meno el funeral con una buena música, ¿O no?
-¿Mira Pedrito el machito que vamos hacer?
-¿Hace de que Carlitos?
-Chamo tengo burda de hambre, la vieja Inés no va llegar todavía.
-¿Bueno y que? Yo no soy el abasto que tengo la papa (Comida).
-No Pedrito lo que te quiere decir el Carlitos de que nos des unas pastillas, de las Mandrax pa’ quitarnos el hambre chamo.
-Dale Pedrito que estoy mal de tanto tragar saliva.
-No sé, tu sabes que esas pepas (Pastillas) no son mía son del Jalado, en lo que salga de la cana va a querer lo suyo.
-Esas te las ganaste tú ya por bravo.
-Cuando salga de la cana ¿quién el Jalao? ese ni se acordará donde vive, Chamin.
-Bueno, bien pero solo dos a cada uno.
Entra en el ranchito, metió la mano en el hueco, dentro la tierra hasta que saco la bolsa, llena de tierra y polvo, abrió tomó el revolver y se quedo tomándole el peso, todo pesado, cromado puro poder luego tomó las pastillas y salió de nuevo.
Carlitos y el Negro lo esperaban cerca del barranco, las pastillas blancas un poco opacas sobre las palmas de sus manos se ven grande, las toman y las tragan les cuesta que bajen sin agua, Pedrito traga en seco pero le viene la duda.
-¿Negro cuando tardará en hacer efecto esto?
-Primero no me llames Negro, segundo en lo que la pastilla te encuentre la mente.
-¿Bueno y tú no eres negro? (Carlitos).
-Que encuentre la mente, ¿porque viaja?
-¡Mira Carlitos, yo no soy Negro!
-¿Donde esta la mente Negro?
-¿No y que color eres muchacho?
-Eso nos así brodel, que me vas a disparar una de negro, yo soy un Mandinga manito, usted lo que sucede que no saben de Historia.
-¿La mente chamo donde esta la mente?
-¿Historia? No j-o-d-a-s pues, ¿donde estudiaste tú? Si nos hemos criado junto por estas calles rolitranco de cobero.
-Me lo conto la Negra Matea, que lo vio en una visión cuando estábamos en el velado.
-¿Mira me vas decir donde esta esa mente pues?
-No le hagas mente Pedrito, que esta en el coco.
-¿En el coco? Entonces la nota explota rápido.
-¿Quien la bruja Matea te conto eso que eras Mandinga?
-Si ella me dijo que ese día, bajo un Ochun de la corte africana y dijo que yo era un legitimo Mandinga, por esa razón no me llamen mas negro manito.
-¡Esta bien negro Mandinga!
La conversación se orientaba en lo mas diversos rincones, pero constantemente se sobresaltaban por los continuos disparos que venían del velorio.
-¿Explícame una cosa Pedrito cuando murieron los dos difuntos tu los vistes salir del cuerpo?
-Bueno vi un sangrero pero por lo demás no me fije pa’ donde se encaminaron porque estaba ocupado con los policías.
-Eso seguro que fueron pal cielo porque así lo dijo hace ratico la mamá.
-¿Pal cielo? ¿Y que van hacer allá?
-No se pero Juan el Evangelista dice que allá es bien, viven en una de paz y amor y no hay policía ni gobierno que ofenda al pueblo.
-Entonces è una nota brodel, ¿Es bien ir pa’ allá?
La noche en los cerros de Caracas llega lentamente, los demás niños de la humilde vivienda, salieron corriendo cuando vieron que al callejón entraba la Doñita Inés, Marielita y Mileidy.
La mujer se angustió cuando supo que el hijo estaba en prisión, se lamentó de esa cruel situación todo el día trabajando para ganarse los 4 reales y ahora en vez de descansar tenía que ir a la prefectura para que soltaran a su hijo.
Llamó a Los tres más grandes, Carlitos, Mandinga, Pedrito.
-Mira Carlitos y Mandinga vayan a la bodega a comprar harina, sardina y arroz para poder comer algo, váyanse derechito y vuelvan volando.
-Pedrito quédate aquí a custodiar el rancho.
-La mujer fue para atrás del rancho alcanzó a tomar un poco de agua del pipote (Barril) que recoge el agua de lluvia, se acomodó como pudo en todo su humildad y empezó a bajar el cerro, entre angustia y lagrimas cuando paso delante el velorio, se persino.
Carlitos y Mandinga se fueron a la bodega del Portú hablando y jugando…
Aprovecharon de pedirle al Portú chapita de refresco para poder jugar, al salir de la bodega en la esquina estaba una bandita de malandro de esos que llaman la guardia vieja, por que ya han ido y regresado varias veces de la carce.
-¡Epa! Chamin ven acá.
-Dime Casi-casi ¿que es lo que?
-Que lo que de que y que me vas a malandrear muchachito.
-No a malandrear no, el Carlitos es un Chamin bien tu ves.
-¿Que tú eres el padrino de el negro?
-No, padrino no, ¡es que somos amistad!
-Bueno que è Casi-casi ¿que es lo que?
-¡Na!
Se les acerca y les arranca la bolsa (Funda) con los alimentos, los dos reaccionaron rápidamente pero este saco una pistola y los amenazó.
-Pero que pasa Casi-casi nos vas atraca a nosotros brodel.
-¡Sí! Decomiso del hampa están tumbados los dos, y eso es dándole de una.
-¿Panita estamos sin comer desde la ultima vez, mano?
-Bien sigan así, prendan la moto y le dan, le dan de una.
Los dos se fueron volteando a mirar a los que estaban en la esquina.
Al llegar al rancho fueron donde Pedrito y le narraron los sucesos.
-Sí Pedrito el malavidoso de Casi-casi nos tumbo el alimento.
-Que rata chamo y ¿ahora?
-¿Y ahora que? mira Pedrito agarre el hierro del Jalado y frentea la situación.
-¡¡¡¡Stasss loco!!!! Esos son malandros viejos fuertemente armados y con todas las malas intenciones del mundo.
-¡Queeeeeeee! brodel si usted esta mañana se batió a tiro con una comisión de los Pantaneros que son hartos alimañas, ¿nos vas a entrompar a cuatro viejitos lacriados?
Entonces volteó y vio como los demás niños escuchaban la conversación eran en mas de 15 que dependían de ese alimento;

Cuando un niño no juega; es hora de combatir.
Cuando un niño no juega; hasta DIOS esta triste.
Cuando un niño no juega; es porque el hambre es grave.

-Claro Pedrito el machito, todo el barrio sabe que tú eres una infancia seria y desbordada.
-Esta bien vale, las pastillas hicieron efecto, entendí, coraje y decisión.
Corrió al rincón y metió la mano en la cueva de ratas saco la bolsa de plástico, tomo el revolver.
-¿Ustedes vienen conmigo?
-Claro manito nosotros mismo somos la comisión popular, que es lo te pasa somos é pa' lante.
-Así mismito es Pedrito, hasta donde el pueblo se atreve.
-Bueno mi amistad coraje y decisión así mismo é.
-Bien pa´ lante Mileidy mosca allì, con los muchachos.
-Cuídense esos son unos malvados.
La comisión de los menores parte alta del callejón del Niño Bueno del Nazareno; Pedrito el Machito, Carlitos el terrorista y el Negro Mandinga, van a destino.
Avanzaron hasta la calle principal, calle Real de los Dos Cerritos.
-¿Que Pedrito estas asustado?
-Que va el hambre no cree en miedo, manito estoy cristalizado.
La calle estaba animada, Los jeep del trasporte periférico traían a los trabajadores desde la avenida, perros que ladraban, mujeres que hacían las compras y hablaban locuazmente del ultimo capitulo de la telenovela.
Nadie se fijo en ellos hasta que llegaron delante el grupo, un motorizado les estaba comprando una dosis de bazuco, y después partió.
-¡Epa! Casi-casi disculpa que interrumpimos la tertulia, pero queremos el alimento del pueblo!
-¡Sí! ¿y quien lo va a rescatar rolo de becerro?
-Sin ofensa oyó, ustedes están jipariando (Venden drogas) y son mayores se pueden rebuscar, ese alimento es del pueblo desamparado.
-Arránquese de aquí parranda de palurdos.
-Mira danos la bolsa y nos vamos, esa por ley es de nosotros.
-Será la ley pero te faltan los abogados.
-¿Los abogados? (entonces saco el revolver) ¡esta bien aquí esta la constitución pues!
Mandinga sintió un frio que le corrió por la espalda y espalango los ojos, el Carlitos conto días después; que los pies no los sentía por eso que no corrió.
-¡Mira niñito, yo tengo 3 carcel modelo encima oyó! harto cartel. Además esta mañana vi todo como fue, el tiroteo, así que no creo en tú cartel de malandreo de nueva infancia.
-Bien, (este no sabe que ahorita estoy empastillado) muy bien, pero se ve que no te dieron el diploma en la modelo de Caracas, porque saliste burda de equivocado a la calle.
-Te voy a quitar ese hierro muchacho.
Dio un paso, pero al Pedrito no le templo el pulso, ni culipandeo así que lo detonó, con toda la seriedad que da el hambre, un proyectil a una velocidad supersónica lo impacto en la barrica, el segundo impacto lo perforo en el pecho y cayó.
-Quietos los demás si no los detono igual, Vaya Mandinga agarre lo nuestro!

Salto ágil sobre el escalón al abrir la alforja vio una pistola y otros paqueticos.

-¡Pedrito aquí hay botín!
-Bien tráigaselo todo, están atracados!
-¡Epa! que lo que é, mano eso es de nosotros.
-Mira Chipilín ahora es nuestro, si eres doliente sabe lo que tienes que hacer.
Se retiraron sin más preámbulos, con el alimento y las ganancias.
-Pedrito la verdad, que te conozco desde hace una vida, ¿no se de donde sacaste tanto valor?
Al callejón regresaron y el pueblo se auto agasajó con el alimento, Pedrito estaba sentado a la orilla del Barranco, cuando Mileidy le llevó la arepa con mantequilla.
-Pedrito suelta ese hierro un rato para que comas, ¡chico!
-Tú no has entendido como funciona esto, ahora que nos volteamos contra el orden, establecido por ellos, ellos vendrán a descopracela, así que tenemos que montar guardia.
-¿Pero tú solo no, van hacer por turnos?
Mientras se llevaba la arepa a la boca, sitio su calor y después el sabor a mantequilla, pensó; “Es todo un día que lucho por esta bendita arepa, pecado que el agasajó se termine.”
La Doñita Inés al regresar dijo que al hijo lo estaban procesando por la ley de vagos y maleantes, así que tenia que volver el lunes para hablar con el prefecto.
La noche se calmó porque a un cierto punto, las mujeres se concentraron en la temática de la novela, la hora de la novela en el barrio es un momento muy conmovedor, una onda conmociónal embarga a todos los habitantes del barrio que delante al drama de esa cruel realidad que viven los protagonistas en sus mansiones, que por culpa de un padre que no quiere que la hija se case con el jardinero se desata una tragedia con una gran llorona, ¡un melodrama pues!
-Lo ves Mileidy (dice Doña Inés) las desgracias que le sucede a esa pobre muchacha, por tener tanto dinero no puede logra el amor de su vida.
-Hay mamá, pero el otro actor que esta enamorada de ella, es mas buenmozo y además es graduado, que va hacer ella con ese Jardinero, se muda para una casa sin jardín ¡y ya!
-¡¡Tu no entiendes mijita las cosas que pasan en el mundo!!
-¡La verdad que no maita!
Juan el Evangelista regresa al barrio, después de una jornada de duro trabajo, trae solo la biblia en la mano, la arepa se la comió.
-¿Pedrito que haces todavía sentado allì?
-¡Sí, estoy gariteando maestro!
-¿Gariteando?
-Sí gariteando a la vida, pa’ ve que se ve.
-Entiendo; torre de guardia, el hombre debe vigilar para que el mal no lo acorrale.
-Así mismito mayor; entendiendo para seguir comprendiendo.
-Esta bien gloria a DIOS varón.
-¡Sí gloria a DIOS mayor!
Lo vio como aquel hombre descendía por el callejón a su ranchito todo torcido, todo choreto, una vida de trabajo y sacrificio, ¿para hacer funcionar esa ciudad que sentido tenia?
¿Todo para poderse comer una arepa?


Allì se quedo viendo la ciudad con sus millones de luces brillantes, centellantes en la oscuridad.


¡¡¡Sí un mundo mejor será posible!!!

¿Como funcionará?

Sustraído del Diario de Pedrito, de historia de vida común de las escaleras que llevan al cielo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario