jueves, 8 de octubre de 2009

Revés

Revés

Sí, fue después de su aceptación, que sintió el llamado interior, una fuerza que lo llamaba a lo impostergable.

Anduvo por largos caminos que pensó que eran infundados, donde sus sandalias se llenaron de polvo de senderos adversos, atravesó valles de tinieblas sin ver la luz, anduvo por tierras inhóspitas sin hallar paz.

Mientras en los cruces de caminos le señalaban la dirección hacia el templo, ¿Cuanto hace el camino al andante, y que es lo que conduce al caminante?

Cansando, ya en el último suspiro, subió las escalinatas que lo llevaban al templo del divino despertar.

En la entrada un letrero avisa;


El eterno no tiene morada.

Detente ante ti e indaga al universo.

Las puertas no abren sino al si mismo.


Había innumerables discípulos de todas las Doctrinas Religiosas y Corrientes Filosofías, todos en la búsqueda, elegidos y que acudían al llamado.

En meditación y ayuno en practicas que sus maestros les habían impartido de enseñanzas milenarias, para lograr abrir las puertas.




¿Como habían hallado el camino siendo en sustancias tan diferentes?

Vestidos de naranjas, de purpura, de blanco, de negro, colores sugestivos de quien se disponía a trascender.

Luego de ardua meditación, donde no pudo conciliar el hecho, decidió regresarse. Se dijo; No es posible que después de andar, de haber recorrido tanto trecho, se encuentren delante las puertas del templo, de la vía y la acción de la trascendencia, quienes daban como asegurado el ingreso en Doctrinas y Dogmas tan alejados del si mismo.

Bajo las escalinatas en manifiesta contradicción, con lo que veía a su externo.

No, se dijo; la vía de la iluminación no puede ser una condición masiva.

Abajo, pero se encontró a un pelegrino, que llegaba a duras penas, pues no poseía piernas, este le pidió de ayudarlo.

Sabes, le dijo: He hecho lo humanamente posible para encontrar la vía, que conduce a la iluminación, ahora es solo cuestión física, tú ves.

Le contesto; la vía que tú ves, no es la vía que te conduce, la vía de la iluminación es interna, no posee templos ni puertas que se abran, esa actitud es ilusión material.

Recibió por respuesta; Las vías son infinitas, como senderos hay infinitos, la vía que te lleva es aquella que tú abres, esta delante ti, como el horizonte del navegante, por eso que acudimos al llamado, a este templo.

-Allá hay una muchedumbre que antes tenían Doctrinas ya promulgadas, Dogmas dados como la verdad única, ¿Ahora como pueden estar allí, delante la verdad, como?

-No es la forma lo que conduce por el sendero, es la perseverancia, aunque el mundo te desvía, tú continuas en la senda, el fin te induce en abrir la vía que te conduce.

-Bien te ayudare a subir este centenar de escalones.

-Gracias, hermanos la vía que me conduce, también pasa por ti.

-No soy guía, no soy profeta, no soy reformador de la humanidad, soy solo un hombre que busca sendero de iluminación.

-Sí, senderos de iluminación; siendo aquellos que resplandecen en ti mismo.

-Hermano las vías internas, ya las recorrí en edad muy joven, luego recorrí senderos del contradictorio, ahora recorro las vías intermedias.

-¿Del contradictorio? ¿Como puedes alcanzar la iluminación si pugnas dentro de ti?

-Deposítame aquí, que estaré bien, puedo sentarme a meditar para abrir las puertas del templo. Del caos del cosmos antecede el orden.

-¡Orden! hermano, yo regreso al mundo en la búsqueda de la vía, la verdad única e infalible.

-Gracias iluminado, porque la vía que tú buscas esta justamente ante ti, sí la verdad es única, pero somos hombres de hecho vivimos en estrechas realidades y escasos entendimientos.

-¿Entendimiento? La Iluminación es superior a cualquier Entendimiento de humana factura.

-Sí, la Iluminación te eleva al Abstractismo, pero el Entendimiento te traduces a la realidad preexistente, como lo entiendes. Ves a todos los que aquí están en meditación, de los textos que ellos leyeron cada quien obtuvo un entendimiento diferente.

-¿Cada quien traduce la realidad preexistente, a un propio entendimiento?

-Una ráfaga, pero no de viento, sino de haz de luz intercepto el si.

Entonces atravesó la puerta del templo por entendimiento.

Trasfigurando el instante en que resolvió la trama existencial, saliendo del laberinto del propio complejo.

Mirando hacia atrás se vio así mismo, sin piernas, meditando inmóvil, en los escalones del templo de la iluminación de la vía que lleva a ti.

La luz que ilumina el interno, resplandece desde el eterno.

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