jueves, 8 de octubre de 2009

◊●._Tiempos ajenos_.●◊

◊●._Tiempos ajenos_.●◊


Hubieron días, en que el Mi no reconocía el Yo.
Hubieron tiempos, cubiertos con mi proprio olvido.
Hubieron espacios, cerrados al entendimiento del plano dado.
Hubieron esencias, en que la raíz producía aversión hacia el ser.
Hubieron visiones, en que las tinieblas dominaban sobre la faz de la tierra.
Fue en los momentos ajenos donde la búsqueda del todo, me llevó a los espacios inconclusos. Donde se desarrolla la trama existencial ajena a nuestra conciencia, pero hilvana una coherencia en su punto final.
Espacios suspendidos dentro de la casa del Tiempos inmóvil.
Circunstancias dadas ajenas a las formas autónomas, en la que transito en los planes adyacentes de hechos análogos.

-¿Epa Juanito que lo que?
-Aquica achantado pa’ l conecte.
-Vaya vámonos de una, mi pana.
-Tomemos un carrito.
-Bien Casiquiare.
-¿A que bloque? Vamos a conectar
-Al bloque 54
-¿Al 54 chamo? ¿Donde queda ese?
-Bueno ponle el número que tú quieras.

Aquel momento lo recuerdo: aquel que hoy es un hombre del pasado, me quedo impreso porque en mi memoria sé que fue el cruce de caminos...
Una libra de malanga, compramos al jiparo, en un momento de debilitad donde el hombre se sustrae al pacto hecho con su señor. Recuerdo luego cuando estaba en la parada de trasporte, y una señora me dijo:
-Varón este libro que tú ves aquí es la biblia, aquí esta la palabra del señor, el tiene un diseño especifico parta cada uno de nosotros. No basta llevarla en la mano como haces, hay que practicar la fe.
Quede sustraído a la acción, como inmóvil.
Cuando la jaula se paro bruscamente frente a mí, el policía me pidió de abordar la unidad, comprendí que aquel era el punto exacto la cita con el destino, a la cuál había acudido, sin percatarme.
Nos mirábamos yo y Casiquiare, pero estábamos así de estrecho que no podía descargar la malanga.
Por esa razón, el policía nos captó el vibre.
El policía se acerco viéndome a los ojos, como si mi mente fuera trasparente, y colocó la mano justo, donde tenia escondido el paquete debajo la chaqueta.
-Esto sí esta bueno pajarito, ahora si se acomodaron los dos.
-Comandante estos dos estaban cargados.
El comandante volteo y haciendo una mueca, dijo:
-Bueno, tan bueno que es bien malo, llévenosle de una para la Policía Técnica Judicial, los calabozos de la prefectura están llenos con las redadas.
-¿Para cuál mi comandante?
-Llevémosle para la central de parque Carabobo de paso tengo que hacer unas compras por el centro.
-Casiquiare nos embarcamos ¡vale!
-No, hombre no te gansees. (Echarse la culpa).
-Bien, para adelante.
La central de policía judicial tiene varias entrada a nosotros nos llevaron por Parque Carabobo, al piso 4 división antidroga. Esposado uno al otro, al ingresar el de la recepción, pregunto;
-¿Ustedes ya cantaron?
-¿Cantamos quee? ¿Sí nosotros fuimos detenidos por una redada?
-¿Y la mariguana?
-Yo, no me arrebato, gracias.
-Sta bien pues, ¿Entonces es mía?
-¡Será! porque mía no es.
-Bien pásalo a bioenergética de una.
Los ganchos (esposas) me lo pusieron hasta lo tequeteque, amarado a una columna. A Casiquiare no le iba mejor, pues lo vi rodando por el pavimento a patadas. Son ocho días me dije de pela o ocho años de cana. La cubierta plástica de la maquina de escribir me apretaba hasta la asfixiarme, agua fría después corriente, batazos.
-¿Vas hablar o seguimos con la bioenergética?
-No se nada inspector me agarraron en una redada.
-Mira c…e…tú… maé… ¿Que te crees que somos?
-Nada se lo juro.
-Habla y me dices donde la conectaste.
-Yo no sé nada.
Las noche en la central de la policía técnica judicial, depende si el turno que toca, tiene tú caso, del resto se duerme sobre periódicos, en el abandono de las instituciones, dormir lo que se dice es intermitente de los dolores de lado porque las costillas duelen, las cucarachas caminan por encimas de los cuerpos como si estos fueran autopistas, las filas de gusanos amarillas en el ángulo del muro, con sus movimientos, ¿Porque no usan las patas como los demás animales? ¿Pero quien enseño a los gusanos a caminar en fila?
El tubo que me tienen guindado, esta negro de tanta sangre seca, el filo del ring me tiene la carne de los pies abierta.
-¿Vas cantar muchacho, o te la das de duro?
La respuesta no sale ni siquiera la siento yo, la voz se va para dentro, ¿No sabia yo que dentro de mi había tanto espacio? Y las cosas que encuentro que carecen definiciones de definición como espacios en blanco. ¿Como te puedo explicar; lo que es diametralmente opuesto a tú entendimiento?
El octavo días tanto esperando, nos llaman.
-Mira guapito, ven a firmar la declaración que ya llegó el fiscal, y cuidado con una paja. (Nos delatas).
(Ni que fuera sapo como tú).
La oficina tiene aire acondicionado, al entrar a ella bien aporreado, el ambiente frio me alivia, me sujeto los pantalones con la mano, la correa me la quitaron y los lazos de los zapatos también.
-Buenos días ciudadanos, pase y siéntese.
(Tanta amabilidad me confunde).
-¿Usted es el ciudadano Juan José Gregorio Hernández?
-SÍ.
-Su numero de cedula de identidad por favor.
-4.543.789.
-¿Venezolano?
-Sí.
-Usted fue encontrado en posesión de una sustancia estupefaciente.
-¡No! ¿A mí? ¡Que va!
-Pero la policía metropolitana en su informe, dice; que usted fue arrestado y en ese momento cargaba la sustancia.
-Ellos pueden decir misa, me caí en una redada.
-Es esa es su declaración.
-No, me atengo al precepto constitucional.
-Bueno, se ve que saben todo.
(Se enoja porque conozcamos nuestros derechos). El papel en blanco tiene pocas líneas, la firma ilegible.
Ahora a esperar el traslado.
De regreso en el calabozo, no hacemos que sentarnos y vernos, no se puede hablar, cada miligramo de fuerza la necesita el cuerpo para rehacerse.
Pasan dos días.
-¡Traslado! Los ciudadanos a continuación que van a ser trasladados a las diferentes cárceles.
Traslado solo el nombre da pánico, pero con esa pela que dan en la policía, es casi una liberación. En la puerta de la división, contra droga están los que vienen de la división contra delincuencia organizada, nos amaran unos a otro, después los de la división contra robo, después los de la división contra hurto, abajo división de contra robo de vehículo, caminamos con gran dificultad.
Como un río que se llena de sus caños, somos una masa de carne y cadenas; el llamado pulpo; Vergüenza de Pueblos.
Olemos a mapurite, avanzamos con dificultad, en la jaula no se entiende nada, estamos unos encima de otros, menos mal que es cerca. Cuando la distancia es relativa, el tiempo es de infierno, pero aun así gozas del viaje, ves a la gente de regreso a casa con sus miles de problemas, caminan rapidito, mientras la luz natural deja espacio a la luz artificial, las calles sucias y llenas de basura.
Se acerca la noche, los traslados lo hacen siempre a esta hora. Nos tocó el retén de Catia. Adelante al retén se ve el edificio con un extraño color, los peroles guindados a las rejas para orinar, los brazos cientos de ellos, escribiendo letra sorda en el aire. Desde este momento no te puedes descuidar ni siquiera a ver el reloj, tienes una sola vida hay que cuidarla, las 24 horas. Nuestras carpetas son entregadas al funcionario. Nos hacen sentarnos en el piso de la manga. Allí inicia una actividad, en el frenesí que en juego esta la vida, no es por lo que vale en si, es por el dolor que cuesta morir.
-Epa ordenanza llévale una embajada al Pantera, dile que llegó Juanito.
-¿Pantera de donde chamo?
-El de la Silsa, brodel.
-Bien él esta en el pabellón 4 torre sur.
Todos buscan a sus parroquianos, es una práctica que nos envuelve a todos.
El vigilante nos habla claramente, sin preámbulos;
-Caballeros van para el deposito y pasado mañana es bombeo para observación, ¿Ya saben, no? bájense ahorita con una bomba, (Dinero) y se van para el pabellón que elijan.
Empieza el mercadeo.
-Epa vigilante, la bomba te la doy el día de la visita, ahorita mismo estoy frito. (Sin dinero).
-¡Noo! mi hermano de ese guaral tengo un rollo, empéñate con alguien.
-Epa ese Juanito de la Silsa.
-Ese mismo soy yo, ¡caballero!
-Mira Pantera dice que te recibe, pero hay una lucha, que tú decidas.
-¿Casiquiare que lo qué?
-¿Epa men con quien es la guerra? chamo.
-Están emproblemado con Barrio Chino y con los Tuyeros.
-No hombre Juanito, metámonos en esa guerra.
-¡Epa ese de la embajada!
-Háblame, ¿que lo qué?
-Vamos pa’ lante, que nos haga la segunda, de una con el vigilante para desplazarnos al pabellón.
-Epa vigilante estos dos son compañero de lucha, pal pabellón 4 torre sur, allá te damos la bomba. (Dinero).
-Bien, de una antes que venga el jefe de régimen.
-La manga se abre y el Pelón, nos manda para el pabellón con los respectivos paseos (chuzo).
-Miren compañeros de una pa’ arriba, no se paren en articulo, ni en el pabellón dos, ni en el tres.
Subiendo esos escalones, que hablan de muertes atroces, Que dibujan las paredes con su sangre disecada, te lo dicen claro aquí mi amigo el diablo perdió la cola, no creen en nadie.
-¡Epa chamin párate allí!
-¡Como que chamin vale!
-De una le metí el pedazo, Casiquiare lo mismo, del cuatro jalaron dos proye (Disparos) y así pudimos pasar, aplicando el Art. 3 del Malandreo Activo: Malandro no se para en articulo.
El pabellón cuatro esta a media luz, te parece un campamento en el espacio sideral de una tribu en trashumancia, albergando condiciones de exterminio.
-¡Que dice el Juanito, vénganse para acá, que nos llegaron los refuerzos carajo!
-¡Epa caballeros oídos! A todos, esto son hartos panas burdas, amigos personales y malandros de verdad.
Nos saludos con los chuzos al aire, el resto me lo imagino no más; se combate en lucha entre pueblos, pero si no son ellos somos nosotros, así que todos los problemas de ellos ahora son nuestros y los de nosotros son de ellos, la propia colectivización de las problemáticas.
-Compañeros acomódense en la celda siete.
Nos acompañan los que están de garita hoy
Las ventanas dan para el patio interno y de frente esta la torre norte, que cierra el paso a la visión. No hay rejas, son todas en reciclaje de chuzo.
, -Miren Paisas, bájense de las camas que esa son para estos dos que son Malandros.
Ellos aceptan sin chistar.
-Viejo usted bajase de allí, y usted también las camas son para los compañeros de lucha, como estos que son malandro y no pueden dormir en el piso.
-Mañana le sale garitero a esta celda, agarren estos dos medio brazo, y mosca oyó que estamos enculebrados duramente bandera con esa gente, que se nos puede voltear.
-Bien, ¿Epa como es el gariteo?
-Somos ocho en el malandreo en esta celda, dos horas y media a cada uno.
-Bien, el horario mío es de dos a cuatro, de la mañana.
-Agarren esa harina pa’ que se hagan una arepa.
La cocina es una resistencia, sobre un bote de leche, pega corriente continua, una arepa eléctrica.
-Casiquiare voltea la arepa con el chuzo.
-Otra vez en la rutina carcelaria, no Juanito.
Después se hecha a reír, pasa ese tabaco chamo.
-¡Que pela mano! Pero nada que cantamos, ahora hay que declarar en el tribunal.
-Bueno a lo mejor en los tribunales nos vamos, hay que tener fe mi pana.
Los días se van, ni siquiera los ves, no existen es un solo una sugestión, la dinámica interna te absorbe en hacer chuzos, fumar chirre, atacar a los otros pabellones, someter a los Paisas, buscar infiltrado en nuestro pabellón.
Los días de visita, nos damos una palabra de paz ese día, las novias, las chechere, las madre que ellas nunca faltan.
Las noches cuando el malandro duerme la trona, monto gariteo continuo, camino por el pasillo, los cuerpos se ven como bultos, bultos de carne, envueltos en sabana acostados en el pasillo si no eres malandro, tienes que pedir permiso para alzarte.
Aunque como dice el dicho;
“Tranquilidad de Paisa tumba gobierno de Malandro.”
Alguien dijo que era el mes de noviembre, cuando los aviones empezaron a volar bajito, y a bombardear Miraflores (Casa de gobierno) y se corrió una bola que habían tumbado al gobierno, en la calle se oía plomo continuo.
El ministro del interior llamó a las cárceles.
-Aló, soy el ministro Piñerua, (Que me caia mal solo con verlo). Hay una intentona de golpe de Estado por parte de un grupo de oficiales de la aviación, la situación esta bajo control, pero ustedes en los penales hagan algo, he suspendido las Garantías Constitucionales.
-Algo, ¿Como que? (dijo el director extrañado).
-Deshacerse de la mayor parte de la población de las cárceles.
-Como usted diga señor Ministro, acataremos sus órdenes inmediatamente.
-Epa jefe de régimen una orden del ministerio, hay que aprovechar la intentona de golpe, que han suspendido las Garantías Constitucionales, para deshacerse de la población del penal.
-¿Bueno y que vamos hacer? Esa gente allá dentro esta bien armada, no se van a dejar matar.
-Abran los pabellones de esa manera se matan entre ellos.
-Oídos a todos; ¡Delincuentes el gobierno se cayó váyanse para su casa!
Dejaron las rejas abiertas, entonces como el día de visita, corrió una parola de paz entre el hampa. Me asome a las ventanas que dan para la autopista y una manada humana corría hacia las paredes.
-Epa vámonos Juanito.
-De una Casiquiare, ¿Patas pa’ que te tengo?
-Adonde van ir, hay que quemar los archivos sino quedamos solicitados.
La idea me sonó mal, pero el Pantera era el que la dirigía.
Avanzamos al administrativo enramo como 50 de diferentes bandas, con la misma idea deshacernos de las carpetas con el prontuario. En el momento que llegamos a las escaleras, aquello estaba lleno de policía metropolitana que nos encañonan.
Pero el Pantera dice;
-¡Compañeros si se cayó el gobierno, entonces plomo con la policía!
-¡Plomo a esos sapos!
El ruido de los disparos fue intenso, entonces los policías de los muros, comenzaron a disparar contra los que estaban saltando los muros. Pero desde los bloques del 23 Enero, los Tupamaros comenzaron a disparar con los fusiles automáticos.
-Caballero el pueblo tiene respaldo.
Y eso animo la lucha. Los policías los hicimos retirar al comando de la policía metropolitana zona uno. Hasta que del techo el garitero canto;
-¡Agua con marea verde!
-¡La móvil! ¡La móvil! (mala conducta, de la mala conducta).
Entonces empezamos a entender que el gobierno es una familia grande.
-¡Casiquiare si sobrevives, dile a mi madre que la quise mucho!
-Juanito en esta nos dan papelón, de verdad.
La guardia se para encima de la cinta amurallada y una tormenta de gas lacrimógeno invade una hora, dos horas un tiempo interminable, te orinas, se sale el pupú, lloras, te asfixias, no sabes donde meterte. Al fin entra la Guardia como un huracán.
-¡Patio! ¡Patio!
Empezamos a bajar las escaleras sin tocar piso, la penillas rebotaban en el lomo, te caes y te dan 10, te paras te dan 20, corre y te dan 30, si vas bien te llevas 100 en el lomo, con una ración bien proporcionadas de cachazos y patadas, que nos puedes creer a tanta paliza y lo peor es aguantarla continuamente, decididamente el hombre tiene reservas inauditas.
El patio interno de los flores tiene un color verde, es excremento solido porque no hay cloaca, huele a orina rancia y profunda, así de profunda que te hace recordar antes de venir a la tierra, que éramos. Desnudos todos, llegaban aún más compañeros y nos amontonábamos unos sobre de otros, después iniciaron a dispararnos así como estábamos, yo me arrincone y me eche varios muertos encima, vi al director con dos pistola disparar a quema ropa. Los cuerpos se iban poniéndose tiesos y expulsaban ciertos gases que parecían que los cadáveres hablasen, macabro el suceso.
Tarde, entrada la noche, aunque ese día sinceramente la luz del día no la había visto, cuando creía que yo estaba también muerto, oí la voz del vigilante:
-Los que están con vida para sus pabellones.
Dude pero empezaron alzarse algunos heridos, otros en fugaz carrera, que ni la resucitada de Lázaro, patica pa' que te tengo, salimos corriendo como alma perseguida por alguien peor que el diablo. El gobierno Nacional caballeros.
Después pasaban por el pabellón con las fichas personales de cada quien, con el prontuario en mano llamaban y los mataban, decían;
-¡Ustedes dos cárguenlos!
Cuando llegaban a la manga, y depositaban el cadáver, los guisaban a ellos también.
Esta vez le regrese el alma al señor.
-Hasta aquí nos trajo el río y cuando empezaba a apreciar la vida.
Casiquiare no me respondió. Al medio día nos llegó el grito de traslado. Pero nadie bajo, después llegó la china Olimpia Hung de los derechos humanos.
-Miren es mejor que se vayan para otra cárcel aquí los van exterminar.
A la china Hung sí le creímos. Bajamos pero una tunda de palo con el caminito verde, nos saco de nuestras creencias más allegadas. En el autobús nos amararon como pudieron, a los otros los hicieron acostarse en el piso, y les caminaban encima, no había límite de maltrato, ya que la orden era darnos con todo. Me acorde del himno nacional que decía; ¡Gloria al bravo pueblo! Bien me dije así será.
A los que estábamos sentados nos ordenaron mantener la cabeza entre las rodillas y plan. Horas de viaje incomodo y de paso nos sonaban, al llegar a la penitenciaria de Tocuyito, la bienvenida fue a la altura de jefe de Estado, no había visto jamás tanto Guardia juntos, creo que incluso los importaron, nos dieron una pela de planazo que ni la sentimos de lo aporreado que estábamos.
-Ustedes dos pabellón tres.
Llegamos a la hora del tranque, las escaleras estaban desiertas, el edificio es pequeño, no hay tanto hacinamiento. En el calabozo son como una treintena de hombres, que nos miraron con desconcierto, como si vieran a Jesucristo en el calvario.
-¿Epa de donde son ustedes?
-¡Somos centrales brodel!
-Bien acomódense por allí.
Entonces como suele suceder, los que llegan inician a narrar lo vivido, porque el preso es dado para las narraciones, los oyentes nos daban café con arepa y escuchaban nuestro relato en silencio. A cierto punto creíamos, que habíamos llegado al remanso para echar una descansada después de tanto maltrato y uno dijo;
-Compañeros lo siento mucho por todo su sufrimiento, pero llegaron a mala hora, mañana cuando abran esa puerta, tengo que apuñalar al vigilante.
Me voltee a ver a Casiquiare, no me dijo, es pa’ darse cartel, ellos saben que donde llegamos los centrales, volteamos los penales.
En la mañana cuando el vigilante abrió, efectivamente Avendaño, le metió el pedazo en la barriga, no es que estaba en desacuerdo.
Pero, algunos minutos después entraron vigilantes y guardias nacionales disparándonos con las pajiza cartuchos de goma con sal, a quemarropa y como ardía, las escaleras las baje rodando, en el patio nos dieron una bioenergética, que yo ya no tenia piel, el acero rebota sobre la carne viva, en ese momento todo ese vasto espacio que tenia en la mente lo llene, eran tan grande tan inmenso el dolor que paso el limite preestablecido de lo increíble, y eso que Venezuela nos había preparado desde pequeño a aguantar carajazos de toda índole y a perder la capacidad de asombro.
Después nos rociaron agua con sal, ¿Cuán inmenso puede ser un espacio mental? en albergar el dolor.
En el atardecer nos dieron el permiso para regresar a la celda. En silencio, un silencio reciproco, un silencio intrínseco, un silencio conciso, un silencio sordo que no escuchaba ni mis pensamientos.
En la celda Casiquiare me dice.
-Juanito tienes una bota marcada en la espalda, chamo que arrecho se ve el numero 42.
-Bien, será de la cenicienta de los derechos humanos.
Empezamos a reír y a contarnos como lo habíamos pasado, porque después de una pela, te viene una ganas de reír, que todo parecía un chiste.
-Bueno por haber puñaleado a un vigilante nos dieron poco.
-Sí, lo suficiente, de lo más.
-¿Oye, tú no sientes un ruido como a agua?
Avendaño dice;
-Mañana es visita estarán limpiando los pisos.
Breves minutos después, cuando creí que me acostaría para gozar de un descanso merecido. Entraron gritando y disparando con las pajizas;
- ¡Todo el mundo pa’ bajo traslado!
Cuando me asomé a la escalera, solo vi a los guardias apostados a lo largo de la escalera. Un carajazo me empujo al abismo, la escalera tenia agua y jabón, no lograbas estar en pie, ni apoyado con las manos al pavimento. Al llegar abajo, supe que era abajo porque no había más, me esposaron a Casiquiare y denle que son pasteles. De nuevo en el autobús la cabeza entre las piernas, los guardias que nos daban carajazos, el viento que me refrescaba las heridas, así hasta el amanecer, mirando de reojo vi el río, ese inmenso que llaman Orinoco.
Llegamos a la cárcel de ciudad Bolívar.
Después de la pela con sus preliminares, nos encerraron en el tigrito, la celda tiene máximo de altura un metro treinta, solo sentado y caminado sobre las manos se puede estar.
El calor sofocante y húmedo hincho las heridas, la espalda no la podías apoyar y se infectaba en aquel horno.
-¿Epa ustedes de donde son? Que están enmaximados
-De Caracas. No, que va, no estamos refugiados, estamos de castigo.
-Bien, yo soy ordenanza, si les puedo hacer una embajada, me dicen de una.
-Eso chamo ve a ver, si hay alguien de la Silsa, por allá o del 23, o de Monte Piedad.
-Bien, ¿De quien es la embajada?
-Juanito y Casiquiare.
-Regresa rápido Niche, ¡oyo!
Y paso la mañana, en la tarde ya entrada, regreso el ordenanza.
-Ese brodel, por allá en el Pabellón 3, hay un combo bien de parroquianos de ustedes, agarren esos chuzos, después les mandan una malanga pa’ que se arrebaten.
-¡Niche! ¡Niche! dile a los parroquianos que malanga no, eso da burda de filo (hambre) y no hay matiz (comida) un chirre sí, pa’ quitarnos el filo y este sufrimiento.
El barco nos llego conmovedor, resuelto con todo lo que podíamos añorar en una situación critica como la que nos hallábamos. Y paso un mes, cuando salimos de la máxima caminábamos doblados, en la cola del comedor Casiquiare le pregunta a uno.
-¿Ese de allá compadre quien es?
-¿Quien vale?
-¿El del paltó? (Saco).
-Aquel, ese es el director.
-¿De verdad men?
-Juanito ese tipo es el Rubén harto pana, ¡Atracábamos juntos hermano!
-Casiquiare quédate tranquilo, que ese es el dolor que te hace alucinar.
-A pues señor, ¡Sí te digo que el burro es negro, es porque tengo los pelos en la mano!
Entonces se salió de la fila y se fue derecho para allá, y yo me imaginaba de lejos el plan que venia. Pero era verdad el Rubén era tremendo pana, del Casiquiare y nos dio una celda y tremenda beca, jai lain come se dice. Así por un mes, hasta que nos llamó a su oficina, con el estaba otro señor.
-Mira Casiquiare panita tengo una cosita facilita, para un hombre como tú, asesinas a un personaje y después te dejo escapar.
-Aja, ¿quien es el paciente?
-¡El bibliotecario! Este caballero le quiere pasar una factura del haber.
-¿Que dices entonces?
-Bien lo opero de una.
-Así me gusta carajo, ese el Casiquiare que yo conozco.
-Salimos de la oficina, pero yo estaba en contradicción.
-Casiquiare ese viejo, es bien nos presta los libros, porque le vamos dar bollo.
-Juanito, ya sufrí bastante y me quiero ir, asesino a ese y otros 100, si es necesario.
El que comisionó el ajuste de cuenta, había asesinado a un compadre suyo, que venia de la capital a hacerle una auditoria a la sede de la compañía que el dirigía. Cuando se presentó al funeral a dar el pésame a la viuda le dijo; “Comadre este crimen no puede quedar impune.”
La comadre se extraño y fue derecho a la fiscalía, porque se creía que era estado un accidente de transito, a pedir una autopsia y se constató que el occiso en realidad, tenia un tiro en la cabeza.
Justamente como el predijo, el crimen no quedo impune, el fue encarcelado como único indiciado.
Esa noche soñé que tenía que quedarme, un escalofrió recorrió todo mi cuerpo. Como se necesitaba quien quitara la escalera me quede, retire la escalera y me regresé a mi celda.
En las noticias de la mañana por la radio, se anunciaba que eran estados abatidos 4 peligrosos delincuentes, que habían evadido de la cárcel de ciudad Bolívar. Momentos después, entraba la guardia con las cabillas a buscar el túnel. La paliza de grandes ligas para que dijéramos donde estaba el túnel, luego por ser peligrosos nos trasladaron a las colonias móviles del Dorado, en la alcabala de Casa Blanca, nos dieron la merienda plan y más plan. Como se suele decir; A la hora del té son biscochos.
Cuando pasamos el puente, vi por primera vez el río Cuyuni, calmo sereno, profundamente silencioso nunca me imagine que Venezuela era así de grande, a ese punto me conocía bastante de la geografía patria, claro que si fuera más pequeñita, los viajes durarían menos. Cuando se abre las puertas del Dorado, es como esas películas de campos de concentración estilo nazi, y tal, claro aquellos campos Alemanes comparado con estos, son un kindergarten, vainas de pueblo que no tiene doliente.
Una vez dentro
El plan fue a dosis intermitente, el sol, estaba ya yéndose a otros continentes y seguíamos de plantón, y era desnudos firme y vista al frente, hasta que el sargento, dio la orden.

-Métanlos en la casa amarilla. (Castigo nacional).
-¿Epa compañero vinieron ayudarnos con la plaga?
-Será, ¿Tan cruel es?
-Créalo amistad es de atrincabola, pa´ arriba.

Con la oscuridad, llegó una nube de zancudos que parecían que sacaban la sangre con inyectadoras, no había forma de ahuyentarla, se encendían trapos, monte verde todo lo que produjera humo, pero que va, primero nos asfixiamos nosotros que los zancudos se ahuyentarán.
No teníamos derecho al trabajo, no había nada que hacer por esa razón los motines eran frecuentes, no teníamos nada que perder, y la respuesta de la represión era de Tercer Reich, no salíamos a trabajar, ni nos llegaba visita, fritura total.
La zambumbia era así de apestosa, que no la comías sino con un hambre de caníbal.
En las mañana el despertar era ensordecedor, parecía que todos los pájaros de la tierra, se reunían allí en un concierto de heavy metal satanic party, na’ guara pues.
Hasta que un día, un santo que no tenía nada que hacer, y que andaba de holgazán en el cielo, para no ser expulsado de la gloria celestial nos hizo tremendo milagro, haciendo aparecer un fiscal del Ministerio Público, al cuál le expusimos que no habíamos ni siquiera sido interrogados por un tribunal de instrucción, que siendo sumariados deberíamos rendir declaraciones aún.
-Este entonces al constatar lo antes expuesto, nos regreso para Caracas a la cárcel de la Planta, Casa de Reeducación y Artesanal del Paraíso. (Antesala del infierno).
Allí me encontré con Isaías, que me predico el amor de Jesucristo, y me conto su historia; que también le dieron una rolo de pela por culpa de nuestros pecados, yo mire dentro de mí y como tenia bastante espacio suficiente para obtener un buen entendimiento, entonces y me dije:

-Sí DIOS existe y me convertí a la verdadera religión. Esto que les cuento hermanos, yo lo doy como testimonio de un hombre que como ustedes, anduvo en la tinieblas en lo angosto del no entendimiento. Gloria a DIOS compañeros de tantos sufrimientos.
Cuando me bajo del pulpito, después de predicar el evangelio y dar mi testimonio, se me acerca un hermano.
-Juanito eres tú, mi hermano.
-¿Si, niche soy yo y que tal te caíste?
-Sí, en un atraco, que nos fue mal, escuche tú sermón, bien bueno pues, tremenda charla, el propio verbo ¿Pero sabes una cosa?
-¿Que hermano?
-Eso tú no lo puede demostrar.
-¿Que cosa?
-A DIOS.
-¿Demostrarlo en que forma? Porque DIOS es evidente.
-O sea científicamente, no hay una demostración practica de su existencia, tú ves.
-Científicamente, DIOS hermano es una sumatoria progresiva de uno más, que incluye la totalidad y la parte que se forman en su contradictorio.
De esta manera hay la posibilidad de haber siempre un espacio disponible en la mente para adquirir continuo conocimiento.
De la misma manera que el universo se expande recabando espacio del vacio y la nada.

YO por ejemplo soy uno meno, dentro el punto tierra, soy uno meno de 6 millardos. Pero en la sumatoria progresiva voy incluso como propiedad de él. Sí tú tomas el principio o sea el inicio estaba solo él.
Un todo.
Equivalente a la nada y al vacio.
¿Cuando pesa un universo vacio? ¿Nada o un todo?
El todo se descompone, así mismo por una progresión regresiva.

O sea;

1-1, 2-1, 3-1, 4-1, 5-1, 6-1, 7-1, 8-1, 9-1 = 46°+44° y son 90°

1-2, 2-2, 3-2, 4-2, 5-2, 6-2, 7-2, 8-2, 9-2 = Valor Pi 3, 14,16.

1-3, 2-3, 3-3, 4-3, 5-3, 6-3, 7-3, 8-3, 9-3 = 45°+ 45° y son 90°

1-4, 2-4, 3-4, 4-4, 5-4, 6-4, 7-4, 8-4, 9-4 = Valor Pi 3, 14,16.


Sí sigues esa progresión regresiva encuentras que la angulatura que se forma de la circunferencia, es cuando se descompone en ángulos, porque ingresa el pensamiento en la mente, es un desarrollo tiempo=luz la cuál se descompone de la totalidad en tres dimensiones creando el espacio.

Dentro de tú mente se forma en valor tiempo/espacio lo que es totalidad, esto te permite formar ángulos con lo cuál tú que eres parte y propiedad de la antimateria te formas en materia.

-¡Juanito! no joda párala, ¿Qué, te comiste un Einstein esta mañana?
-No, broder te estaba demostrando solamente la existencia de DIOS.

Dedicado;
A quien debe esta esperando delante su vida a DIOS.

Ángel de luz rasca el telón de las tinieblas.

Ding, dong.. dong…
-¿Quien es?
-Pizza exprés DIOS a domicilio.
-¿No, es bien tú ves?


Sustraído del diario del Pantera de la Silsa, un compañero de lucha, en las guerra existenciales.

No hay comentarios:

Publicar un comentario