jueves, 8 de octubre de 2009

Hechizos de luna

Hechizos de luna
Son los destellos que emana tú mirada.
Son los sonidos que entonan tus palabras.
Son la textura de una piel que exhala fragancias y esencia de tierras exóticas.

Reminiscencias a lugares de olvido, a percepciones de formas y naturaleza que subyacen en ti.
Donde deambulan mis percepciones extraviadas en sutiles deseos, toque efímero, pero significativo del avenir.
Las condiciones de tú forma femenina, que retraen al hombre más allá de estas inalcanzables vetas que nos rodean, aún las nieves perene del Chimborazo no pueden calmar este tropel de sentires que son emanaciones de los intensos rayos del sol tropical, un reflejo natural de tus inspiraciones.
Me encierras en laberintos, ángulos recónditos donde busco atiendas tu esencia femenina como meta de conquista que va más allá de cualquier época.
Refugiados en estas cumbres andinas, donde hace paréntesis, donde se vuelcan sentires distantes, donde tú mirada me trasporta a dimensiones impropias, donde se pierden los sentidos por estar a merced de tus caricias.
Donde renace el arte de amar, entre líneas de prosa que diseñan el delirio, hasta donde el ser se eleva en magnitud de la acción inmadura del verbo amar, del vacio que deja el espacio.
Recogiendo frutos prohibidos en el jardín de tú candor.
Luego retraído se hacen sumas de caricias, para saber que la dicha en fin no tiene limites.
¿Cuándo se puede estar entre tus palabras, sin querer ser tuyo?
De esta manera me interrogo cuando la soledad toca a mi puerta.
Pero en mi recuerdo vuelo a tú encuentro en parajes aun no concebidos, lugares distantes como sortilegios de hadas, lugares de impronta de tus efectos mágicos, donde tus manos me llevaron a vivir en formas plenas, sin limites donde se practican ya las artes y las hechicerías que capturan al hombre.

Aun en lo más intrépido del combate hay un lugar para descansar, dentro tú intensa mirada donde se descubren los jardines del Edén, o desear el elixir de tus carnosos labios.
Son remembranzas del ayer desde el origen en que el hombre va en busca de ti mujer.
Son las emanaciones de tú piel profana que crean lazos desde la aurora de la civilización.
Son tus andares rítmicos que invitan adentrarse en el paraje encantado.
Perderse dentro la intricada selva, donde la naturaleza impone el reino de los sentidos, solo para vivir el tú y el mí.
Del vivir en ausencias lejanas al sentir el murmullo de ecos distante del riachuelo, al mirar ocasos al alba de ingerir esencias de ti, del palpar la nada en el vacio el vértigo de tú silueta.
Las dimensiones que se forman más allá de lo que se puede percibir.
Luego regreso a ti en formas y momentos fuera de lo establecido, revestido de condiciones autónomas ofreciéndose a espacios vacios para ser colonizados.
Deseos sutiles que vagan en las noches de plenilunios que me acarician con textura de paño de terciopelo, del sentir oltremuro que se eleva a espacios propios, entregados en los brazos de tú advenir, eres mujer y dentro de ti encierras anhelos que promueven al hombre hacia ti.

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